El cardenal arzobispo de Tegucigalpa, Óscar Rodríguez Maradiaga, expresó ayer su deseo de que la tragedia de la cárcel de Comayagua (Honduras) sirva para hacer ver que las prisiones en Latinoamérica son «auténticos infiernos» y que existe «todo un sistema que tiene que cambiar».

El cardenal Maradiaga explicó que, por la información que ha recibido hasta ahora, es probable que el incendio que costó la vida de 360 internos en la Granja Penal de Comayagua se debiera aun accidente eléctrico más que a un «acto criminal», aunque no descartó que se tratara de un intento de «fuga masiva».

Sin embargo, insistió en que estos sucesos deberían servir para que la sociedad latinoamericana tome conciencia del estado de sus cárceles y abandone «la cultura de la venganza» con la que, según el cardenal, suelen observarse los asuntos relacionados con las prisiones.

«Las cárceles en el continente latinoamericano son auténticos infiernos y lo triste es que no hay esa conciencia en muchos ciudadanos. Va surgiendo, en cambio, una cultura de la venganza: `Cometieron crímenes, que paguen por sus crímenes'», explicó.

Denunció que los centros penitenciarios en Honduras son antiguos, tienen condiciones «muy precarias» y soportan un «hacinamiento espantoso», algo que «se repite en casi todo el continente».

«Además, a veces el personal que atiende las cárceles es personal con muy poca formación y, cuando ocurre una tragedia de estas, los responsables tienen miedo de prestar las llaves porque puede haber una fuga y ellos pueden ser los responsables» añadió.

El cardenal arzobispo de Tegucigalpa expresó, no obstante, su confianza en que lo ocurrido en la Granja Penal de Comayagua «sirva para que la comunidad ponga sus ojos en estos seres humanos que por el hecho de haber delinquido no pierden su dignidad como seres humanos y deberían ser tratados como tales», uno de los primeros pasos a dar para poder cambiar de raíz todo el sistema penitenciario de Honduras y Latinoamérica.