Aunque no parece una plaza muy propicia por la más reciente estadística, Osasuna intentará en Mallorca remendar sus malas cifras lejos de El Sadar, una rémora que está siendo decisiva para que los hombres de Mendilibar no puedan dar el salto de calidad que les permita estar en los puestos que dan derecho a jugar la próxima temporada una competición europea.

De todos los equipos que se encuentran ahora mismo ubicados en la zona noble, la escuadra navarra es, junto al Málaga, de las que peor bagaje foráneo atesora, ya que ha conseguido nueve puntos, una cifra idéntica a rivales que se encuentran en la parte baja, como por ejemplo el Granada, último cuadro que rindió visita a Iruñea.

Los rojillos únicamente han logrado una victoria en campo contrario -fue en Cornellá-El Prat hace ya tres meses-, como el Villarreal, Racing o Zaragoza, estos dos últimos en descenso. A ella hay que sumar otros seis empates cosechados a domicilio -son líderes en esta particular categoría, junto al Sevilla- y cuatro de las seis derrotas que hasta ahora acumula Osasuna.

Buena parte de culpa de estos endebles guarismos viene dada por el escaso poder anotador de los encarnados cuando juegan en un estadio contrario. Hasta el momento, son nueve los goles que se han obtenido en este apartado, si bien es cierto que la mayoría de ellos -siete, en concreto- han servido para sumar puntos, lo que da una idea del rendimiento que se explota a las escasas dianas conseguidas.

Invertir la tendencia

No es una situación que lógicamente haya pasado desapercibida para el vestuario rojillo. Uno de sus capitanes, Miguel Flaño, reconocía en sala de prensa que, pese a que «no lo estábamos haciendo mal hasta fin de año, sí que es verdad que en algunos partidos foráneos nos ha faltado decisión y convencimiento para ir a por la victoria».

Su técnico también se ha cansado hasta la saciedad de repetir que uno de los objetivos es que el equipo juegue igual en casa y fuera, dejando entrever en más de una ocasión que es una meta que todavía no ha conseguido poner en práctica y a la que no encuentra una explicación convincente de por qué no sucede. «Materializar dos victorias consecutivas nos daría otro aire. El encuentro de Mallorca puede ser una buena oportunidad para conseguirlo», apostó el central de Noain.

La realidad es que especialmente en sus últimas salidas, Osasuna ha dado dos caras bien diferentes. Una inicial, conservadora y timorata, con la única expectativa de conservar el 0-0, que se ha plasmado sobre todo en las primeras partes, y una posterior, obligados por un marcador adverso, en pos de la consecución al menos de un empate, que unas veces ha funcionado y otras, no.