N o debiéramos de conformarnos con lo que nos dicen aquellos que ostentan el poder, desde un presidente de un banco o de una empresa, pasando por las patronales y terminando en quienes nos gobiernan. El último engaño, aunque yo creo que todo él es un engaño, lo ha fabricado Mariano Rajoy, el presidente del Gobierno español. Nos dijo en Bruselas que había decidido no hacer el esfuerzo de reducir el déficit hasta el 4,4% que la Comisión Europea le exigió para este año y lo situó en el 5,8%. «Superrajoy» justificó su decisión en base a que el Estado español es soberano. El engaño y la mentira tardaron poco en aparecer.

El presidente español no ha dicho la verdad, había comunicado de forma previa a un grupo de «notables» jefes de estado, no a todos, esa decisión. Cuando surgieron voces discordantes, apareció el engaño.

Ni es soberano, ni nada de eso, porque está al servicio de los poderosos. Es un lacayo. Quiso adornar el nuevo tijeretazo de 20.000 millones a las cuentas públicas, para sacar pecho. Todos sabemos que reducirá servicios esenciales para la población, como hacen los gobiernos autonómicos. En cambio, no actuará contra quienes se están forrando en esta crisis, defraudan o tienen sus capitales en paraísos fiscales. En realidad, en tiempos de crecimiento económico y durante la crisis, los poderosos siempre han obtenido beneficios y salarios astronómicos. Mientras se eleva el desempleo, mientras más de la mitad de los parados vascos lleva ya mas de un año sin encontrar un puesto, algunos tienen asegurado no solo su salario, sino su pensión futura.

Otro gran engaño nos lo están ofreciendo las patronales empresariales. Nos dicen que la reforma laboral, la mas agresiva de los últimos 30 años, va a ser la panacea. No es cierto. Quienes despiden en este país y no contratan a trabajadores son los empresarios. ¡Que no se hagan los mártires!

Quieren que los trabajadores se conviertan en mercancía de usar y tirar. Usar, cuando hay puntas de producción, y tirar, cuando bajan los pedidos. De esa manera, ganan siempre.

Esa es la reforma laboral que está encima de la mesa. Tenemos que intentar poner fin a la misma y a sus engaños. Sólo benefician a los poderosos. Basta ya.