Marta Perez, Joana Regueiro Representantes de la izquierda abertzale de Bilbo
Doņa Cuaresma y don Carnal
El rodillo tiene que acabar, para abrir paso a una gestión abierta, participativa y cercana, a la medida de los bilbaínos y bilbaínas El discurso de que las comparsas no dan la talla para desfilar por la Gran Vía no tiene sentido
Pasado el carnaval en toda Euskal Herria, es buen momento para reparar en la valoración de la actividad festiva en Bilbao. No solo por el hecho de que el carnaval sea un espacio que históricamente ha sido utilizado por las diferentes expresiones populares, para a través de la ironía, lanzar criticas ácidas de todos los temas que preocupan a gran parte de la ciudadanía, sino porque en el caso especifico de Bilbo, y en estos últimos años, al paso de cada uno de los actos festivos, vamos obteniendo una foto cada vez más caduca y anticuada del PNV.
Es importante recordar que la situación de desencuentro entre el Ayuntamiento y las comparsas, que ha derivado en la celebración de dos desfiles paralelos durante estos últimos 7 años, fue provocada por el afán censurador del PNV seguido o siguiendo (no esta muy claro) al PP. ¿Dónde se ha visto un carnaval que necesite previamente el visto bueno de las autoridades? en Bilbao, bajo el rodillo de Azkuna.
Al no entrar en esa dinámica censuradora, las comparsas han conseguido a lo largo de estos años visualizar una vez más, que el movimiento popular no solo es capaz de programar y de realizar actividades de gran nivel, seguidas y apoyadas por una gran parte de la ciudadanía, sino que incluso están muy por encima de la calidad ofertada por el Ayuntamiento, especialmente si tenemos en cuenta que toda la oferta de Bilboko Konpartsak está basada en la participación y aportación de la gente y no solo en el espectáculo y la fiesta de postal.
Este año, una vez más, desgraciadamente las comparsas se han visto obligadas a poner a la Alcaldía en su sitio. Estamos seguras de que ha sido una decisión dura, pero necesaria, la de no realizar el desfile alternativo. Desfile que durante años ha plantado cara a una forma de gobernar que el PNV tiene insertada en su ADN. Pero la decisión de no desfilar no ha sacado al movimiento popular de las calles de Bilbo, es más, ha llevado a todos los buzones de nuestra ciudad una clara reflexión: el PNV del Ayuntamiento de Bilbao gestiona de espaldas a los deseos de una gran parte de esta ciudad.
Y si además del carnaval en Bilbo, echamos un vistazo a las celebraciones que le siguen en los barrios, la foto del Ayuntamiento ya queda totalmente borrosa. Sería interesante que el Alcalde de Bilbo hiciese una sola vez el ejercicio que realiza cualquier miembro de una Comisión de Fiestas de cualquier barrio, para tramitar el carnaval o cualquier otro evento. Ventanilla tras ventanilla, llamada tras llamada, presentación de documentación, contratación de seguros de lo más variopintos, solicitud de subvención que en la mayor parte de los casos no merece ni la pena solicitar, por las exigencias que ello supone, ... etc. Nos atrevemos a asegurar que ese año en ese barrio (hipotético evidentemente...) no habría carnaval, o por lo menos no con el permiso necesario, ni el visto bueno del Ayuntamiento.
Afortunadamente, la capacidad de las Comisiones de Fiestas de los barrios de Bilbo vienen a demostrar año tras año la misma tendencia que las comparsas, están muy por encima de la institución.
Con lo cual en Bilbo tenemos dos fotos: por un lado, la de un movimiento popular que en el plano festivo programa, construye, inventa, colabora, interactúa, critica, se ríe, se divierte y trabaja a un ritmo envidiable y por otro, la foto de un Ayuntamiento que no solo es ajeno a esa realidad, sino que además se dedica a torpedear todas las líneas de trabajo conjunto, que por cierto el propio Ayuntamiento creó en otros tiempos de bonanza ideológica.
Nos referimos a la propia Comisión Mixta de Fiestas. Espacio, que el PNV se encarga de desgastar día a día con su actitud caciquil, en vez de enriquecerla con la incorporación de las Comisiones de Fiestas de Barrios. Cuestión esta impensable para el PNV, pero que mediante la aportación de Auzotarrok (Coordinadora de Comisiones de Fiestas de los barrios de Bilbao), sería más que viable y posibilitaría un trabajo conjunto con los barrios.
Una foto a todo color y de gran calidad versus a otra foto amarillenta y borrosa.
Y la pregunta que sobreviene a este análisis es la siguiente: ¿Hasta cuando va a alargar esta situación el PNV en Bilbao? ¿Hasta cuando va a seguir gobernando de espaldas a una realidad que no es compartida por parte de la ciudadanía a pesar de su mayoría absoluta?
Evidentemente Bilbao no va a ser la primera de las ciudades de Euskal Herria en la que la ciudadanía consiga un nivel de participación más alto, tal y como se esta reclamando y consiguiendo en otras ciudades y pueblos, no nos vamos a engañar. Ni el PNV, ni su alcalde quieren a Bilbo mirando a Euskal Herria, lo prefieren mirando a Santander y Burgos. Pero también esta claro que Bilbao no se va a quedar fuera de esta ola de cambio que está viviendo Euskal Herria. Euskal Herria esta cambiando, y sus instituciones como buen reflejo de ese cambio, también.
¿Qué va a hacer el PNV con ese objetivo desenfocado que tiene en Bilbao? ¿Va a seguir sacando fotos amarillas y borrosas? Por mucho que nos quieran camelar con su foto de postal, en los últimos días con la inauguración de la Torre Iberdrola, más que vendida en nombre del progreso. Esa foto estática, hay que acompañarla de movimientos vivos, de gestión compartida, de color y de otro ambiente en la gestión. La fase del rodillo tiene que acabar, para abrir paso, a la fase de gestión abierta, participativa y cercana, a la medida de los bilbaínos y bilbaínas. No necesitamos más rascacielos, queremos tener los pies en el suelo y que nuestro Ayuntamiento responda a las iniciativas populares de forma positiva. El discurso de que las comparsas no dan la talla para desfilar por la Gran Vía no tiene sentido. No se puede descalificar todos los días a cientos de personas que trabajan en Bilbo y para Bilbo, por mucho que al PNV de Bilbao no le guste.
A este PNV que nos ha tocado en Bilbo, le auguramos que a pesar de que costará más que en otros puntos de Euskal Herria, la ciudadanía se va a comprar otra cámara, mejor y más barata... y que enfoque bien.