Bobadas alpinas

Películas

Kike DE PABLO  Alpinista

Entre las películas vistas cuando era niño (y ya va para largo) una de ellas fue el conocido musical «7 novias para 7 hermanos», de cuyas escenas recuerdo la avalancha de nieve producida en el desfiladero, cuando los chicotes vuelven a casa después de haber raptado a sus siete novias, algo al parecer muy romántico para la sensibilidad de la época. Ni que decir tiene que el alud es provocado por el grito «femenino» de una de las chicas, asustadas. Entre las lecturas, recuerdo el TBO de «Tintín en el Tíbet», donde las imprecaciones y griterío del capitán Haddock provocan un alud.

Con el tiempo aprendes que los gritos, por muy borrachuzos o femeninos que sean, no pueden provocar una avalancha, que he leído a unos ingenieros alemanes (¿eeeh?) que la variación de la presión en el aire por las vibraciones de la voz humana apenas pasa de 1 pascal (unidad de presión), y que hacen falta de 200 a 500 pascales para poner en marcha un manto nevoso particularmente inestable.

Afortunadamente, el nivel de accidentados por aludes este invierno ha sido más bajo de lo habitual, debido a la especial meteorología y estabilización del manto nivoso.

Desafortunadamente, el numero de accidentes por caídas debido a la especial dureza de la nieve (y también a la falta de práctica) ha sido bastante mayor. Vaya lo uno por lo otro. Y ahora hace un calor inhabitual por estas fechas y hay accidentes por aludes de fusión (¿Petretxema?).

Y es que… ¿qué se puede esperar de un elemento tan inestable que convive con nosotros en estado sólido, líquido y gaseoso a la vez?