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Derbi vasco Dos tantos del de Eibar sentencian a la Real

No diga Susa, diga Susagol

Los rojiblancos, mejores en la primera mitad y desaparecidos en la segunda, sacaron adelante una muy sufrida victoria ante una Real que mereció algo más, que fue mucho mejor tras el descanso y a la que Mateu Lahoz no le dio por válido un gol legal de Carlos Vela.

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ATHLETIC 2

REAL 0

Joseba VIVANCO

Esto es un derbi y lo demás son tonterías. Ni siquiera la lluvia torrencial sobre La Catedral quiso perderse un choque que sí, dejó contentos a unos y más que decepcionados, diría malhumorados a otros, pero en el que no faltó ni sobró ni uno solo de los condimentos para aliñar un duelo jugado y vivido de tú a tú, abajo en el césped y arriba en la grada. Equipos con sus vestimentas clásicas, un tiempo para cada conjunto, nervios iniciales, fallos, aciertos, jugadores destacados, otros desacertados, goles que subieron al marcador, goles que no subieron, goles anulados, entradas duras, tarjetas, piques individuales, cánticos, rivalidad entre aficiones... Y como guinda tuvo que ser un guipuzcoano del Athletic, Markel Susaeta, el que desequilibrara el partido con dos tantos de bandera, un doblete que ningún león anotaba ante el eterno rival en San Mamés desde hacía nueve años, cuando otro `giputxi', Joseba Etxeberria, lo lograra.

Dicen que ganar en un clásico, en un derbi, no tiene gracia si no se lo puedes restregar por la cara al rival. Seguro que los aficionados rojiblancos no perderán la oportunidad de hacerlo durante estos días -los justos, porque desde hoy la cita en Old Trafford acaparará toda su atención-, lo mismo que los txuriurdines se consolarán echando mano del gol de Carlos Vela que no vio un pésimo Mateu Lahoz ni su ayudante. Que lo justo hubiera sido un empate, puede ser, pero la realidad, terca realidad, es que el Athletic sigue imparable su caminar hacia, esperemos, una alta recompensa y que aleja a los realistas en la lucha para los puestos nobles.

Adelantó Marcelo Bielsa a Javi Martínez a la medular, pero con apuntar que ayer se echó en falta a Ander Iturraspe en su posición, queda dicho todo. No se le vio a gusto al de Aiegi, ni dejó su impronta en el equipo. Trató, por su parte, de tapar Montanier el centro del campo local con dos jugadores estáticos en esa posición, donde maniatar a Herrera y De Marcos, y le salió.

El Athletic, a falta de circulación central, activó su habitual banda derecha y el dominio manifiesto de los rojiblancos, que hasta entonces no se traducía en ocasiones claras -más allá de la de Susaeta tras robo de balón de Muniain-, fructificó en el gol del de Eibar mediada la primera mitad, tras la habilidad de un enorme Herrera y la asistencia de un siempre cumplidor Iraola. El Athletic no perdía un derbi ante la Real en San Mamés tras marcar el primer gol desde hacía más de 58 años.

Hasta entonces, los realistas aguantaban, forzaban algún ¡uy! en la grada -como una falta lanzada por debajo de la barrera por Xabi Prieto-, y eran los rojiblancos los que llevaban la iniciativa, los que mandaban. Pero fue ponerse por delante en el marcador y perder los de Bielsa ese control absoluto que mantenían sobre el balón.

La Real ganó en agresividad -faltas casi seguidas sobre Herrera, Aurtenetxe y Muniain-, cogió el mando ante un desacertado Athletic, inoperante en la medular, pero, como ha ocurrido ya en otros partidos, los leones rescataron esos habituales minutos de arrebato y estuvieron a punto de sentenciar en las postrimerías de la primera mitad, con un lanzamiento de falta de un `tocado' Susaeta a la cruceta de Bravo y una triple ocasión de Llorente, Muniain y el propio Markel sobre el pitido.

El gol que sí entró

Los bilbainos habían tenido en su mano sentenciar el partido, como otras veces, pero con su bajón habían dado también alas a los donostiarras. Y estos se percataron. Al minuto de juego de la reanudación, la jugada para la moviola, la polémica y el berrinche al otro lado de la A-8. Barullo en el área pequeña rojiblanca, Vela acierta a tocar el balón, Javi Martínez amaga desde el suelo con sacarlo con la mano, pero es Iraizoz quien lo hace, eso sí, después de que sobrepasara la línea de gol.

No lo vio Mateu Lahoz y en la contra, el Athletic plantó siete jugadores en el área realista y no atinó -en un desacierto tras otro de sus jugadores- a apuntillar a una Real aun desconcertada. Los gritos de «robo» se escucharon en la tribuna baja donde se situaban los aficionados realistas. Un gol que pudo variar el rumbo del encuentro, pero que, como tantas veces en el fútbol, lo que ayer te quitan, hoy te lo dan. Y hoy le tocó al Athletic.

El partido entró a partir de ahí en una locura permanente, donde el alarmante bajón de los de Bielsa permitió a los de Montanier imponerse, adueñarse del balón y el partido y meter el miedo en la afición local con dos disparos seguidos de un marrullero Vela que después las tendría tiesas con el protagonista del encuentro, Susaeta.

Un gran Susaeta sentencia

Ni los cánticos de ánimo desde la grada centraban a unos leones que naufragaban, desfondados, y a los que se les volvió a detener el corazón al cuarto de hora con un gol bien anulado a Cadamuro por fuera de juego. Muniain, en una jugada personal, daba la réplica y hasta De Marcos mandaba alto un balón puesto por Iraola. Pero la sensación que se extendía en la grada era que el empate estaba al caer y si sucedía, quién sabe si hasta ese punto peligraba.

Comenzó entonces el carrusel de cambios. Toquero por un desangelado Llorente e Iñigo Pérez por un Herrera grande en la primera mitad y pasado de kilómetros en la segunda, mientras que Montanier daba entrada a Agirretxe, Pardo y más tarde a Joseba Llorente. ¡Más madera, es la guerra!, que dirían los hermanos Marx. La Real fijó cuatro delanteros arriba y ya con la salida del `8' donostiarra, Bielsa reaccionó con un tercer central, dando entrada a Ekiza.

Sufría el Athletic, sufría San Mamés, quería y no llegaba la Real que, a pesar de sentirse superior, no conseguía certificarlo frente a Iraizoz. Y en ese sufrir y querer llegar, apareció otra vez el guante derecho de Susaeta, para redondear una gran actuación y afianzarse en unas posibilidades en las que debe creer a pie juntillas. Falta al borde del área y el eibartarra la clava junto al mismo poste de Claudio Bravo. El chileno es el arquero de la Liga al que más goles le han hecho de falta directa en los últimos 28 meses, ocho en total, el 20% de los que ha encajado. Para hacérselo mirar lo del portero realista.

Como para frotarse los ojos es también el temporadón de Susaeta. Desde 2007 iba a gol por temporada en San Mamés; ayer hizo dos de una tacada, su primer doblete en el Athletic, y suma ya esta campaña 9 goles y 9 asistencias -4 y 5 en la liga-.

Era el minuto ochenta de partido y entonces sí, San Mamés respiró, cogió aire y enarboló sus bufandas al viento, botó en sus asientos, saludó con ¡olés! las combinaciones de los suyos en las mismas narices del rival y estalló cuando el árbitro zanjó el derbi. El Athletic duerme en Champions, otra vez. En Donostia tendrán una semana para lamerse las heridas, en Bilbo el derbi es historia y los cinco sentidos están puestos en el Manchester, que ayer ganó al Tottenham 1-3, con muy poco. Old Trafford espera. Bendita locura.

 

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