Gervasio Sánchez: «Los desaparecidos también lo son en países democráticos»
El fotoperiodista Gervasio Sánchez enseña en Donostia una pequeña muestra del camino recorrido durante más de una década, una parte de su vida invertida en sentir en su propia piel el dolor de las desapariciones forzadas. «Desaparecidos» quiere inducir a la reflexión, mostrar cuáles son las consecuencias de la guerra más allá de las famosas fotos de su anterior exposición, «Vidas minadas». Porque «la única verdad incuestionable de la guerra son las víctimas».
Maddalen LARRINAGA | DONOSTIA
Un amplio mural de fotografías de familiares de desaparecidos marca el comienzo de la reflexión sobre las consecuencias de las guerras. Es el resultado del trabajo realizado durante trece años «persiguiendo sombras», tal y como describe Gervasio Sánchez, fotoperiodista autor de una docena de libros fotográficos y que ha sido galardonado con premios como el Club Internacional de Prensa, Derechos Humanos de Periodismo o el premio Nacional de Fotografía en 2009. En total, lleva veinticinco años apuntando con su cámara las realidades de los conflictos armados.
Su última exposición en Donostia fue «Vidas minadas», y ahora regresa con «Desaparecidos», una pequeña parte de otra mayor que recopila las imágenes captadas en Latinoamérica, Asia y Europa. La exposición permanecerá abierta hasta el próximo 5 de mayo en la casa de cultura Okendo. Ironizando, comentó que el hecho de estrenar la exposición en la capital guipuzcoana le ha «costado caro», ya que, según le trasladaron desde Lakua, Bilbo no está interesado en ser «segundo plato».
Son fotografías que muestran centros de detención, exhumaciones e inhumaciones de personas asesinadas y objetos que les pertenecieron y que sus familiares guardan como si fueran «pequeños tesoros». Concretamente, las imágenes están tomadas en Argentina, Chile, Colombia, Guatemala, Irak, Camboya, Bosnia-Herzegovina y el Estado español, estas últimas sobre las excavaciones de las fosas de la Guerra del 36.
Sobre la memoria histórica habló largo y tendido. Aseguró que los próximos años las dedicará a las desapariciones en el Estado español porque «me avergüenzo de la clase política de mi país». Quiso destacar la «cobardía de la totalidad de la clase política» y, en su opinión, «ha dado una lección de obscenidad» por no haber buscado una solución, sin instrumentalización política, al problema de los desaparecidos durante la contienda. «Es inaceptable que, 36 años después de la muerte de Franco, no haya un proyecto serio para buscar desaparecidos», destacó. Y es que «todo lo que se ha hecho» hasta ahora, se ha hecho gracias a los familiares de esos desaparecidos.
Aunque mayoritariamente la imagen de desapariciones suele ligarse a gobiernos dictatoriales, Sánchez quiso recordar que no siempre ocurre en ese tipo de países. «Todos los desaparecidos de Colombia y Perú lo son en países democráticos. Personas democráticamente elegidas dan órdenes de matar y hacer desaparecer».
«Preñarse» de dolor
Rodeado de periodistas, criticó duramente la actual situación del oficio. Según opinó, «el periodismo está en crisis. De vigilantes del poder, nos hemos convertido en amigos del poder y una sociedad sin buen periodismo está condenada a la manipulación y al desastre». Según Sánchez, «quien no puede sentir el dolor de las víctimas en su interior, difícilmente podrá transmitir sus trabajos con decencia. Es importante que los periodistas se preñen de dolor».
Aseguró que durante los años que lleva persiguiendo esas sombras las víctimas, ya que subraya que además de los desaparecidos sus familiares también lo son, le han dado «auténticas lecciones de dignidad» y cree que la labor del periodista es «estar siempre al lado de la única verdad incuestionable de la guerra, que son sus víctimas».
Para aquellos interesados en escuchar las palabras del propio Sánchez, realizará visitas guiadas hoy y mañana. Para reservar: 943 481975 o bakearenetxea@donostia.org.