Los defensores de derechos humanos en Colombia siguen en situación de riesgo pese al incremento de las denuncias, al acompañamiento de la comunidad internacional y a declaraciones de carácter institucional ensalzando su labor. En su informe relativo a 2011, el Programa no gubernamental Somos Defensores denuncia la muerte de 49 defensores de derechos humanos.

«De media, cada ocho días un defensor de derechos humanos fue asesinado en 2011 en Colombia»», destaca.

En cuanto a la autoría, observa «un incremento desmedido de la participación de grupos paramilitares y de responsables desconocidos».

En el terreno de las amenazas, constata que los líderes pertenecientes a organizaciones de víctimas, desplazados y reclamantes de tierras fueron los más amenazados en 2011. «Los panfletos, las llamadas telefónicas, envío de mensajes de texto intimidantes y correos electrónicos son las formas más comunes para amenazar», detalla. En total, Somos Defensores ha contabilizado 239 agresiones, lo que, según resalta, supone un aumento del 36% respecto a 2010.

«En los últimos tres años, las agresiones superan a las del periodo 2002-2008. Este aumento puede ser atribuido a una mayor posibilidad de denuncia y a la consolidación paulatina de información que en años anteriores era muy difícil conseguir debido a los altos niveles de violencia y temor de los defensores y líderes en las regiones a denunciar por miedo a represalias», remarca.

En su informe, recoge también las conclusiones de la Misión Internacional de Verificación sobre la Situación de la Defensa de los Derechos Humanos que, tras visitar varias regiones, detectó «múltiples casos de robos de computadoras y otros sistemas de información sobre casos y trabajo de los defensores». A este respecto, llamó la atención sobre la impunidad en la que permanecen estos ataques, la falta de una protección adecuada ante los señalamientos y estigmatizaciones, y la judicialización de los grupos de derechos humanos y sus integrantes.