Maite SOROA | msoroa@gara.net
Cuando se desatan...
Hay columnistas que desbarran, cronistas que hacen volar su imaginación más de lo necesario y reporteros que buscan hacerse un hueco en la profesión aparcando su profesionalidad. Pero cuando un editorial contiene las barbaridades que ayer incluía el de «El Mundo», el tema empieza a ser preocupante.
Resulta que la Diputación de Gipuzkoa va ofrecer la oportunidad de recibir en euskara la información institucional a quienes así lo deseen, y el diario de Pedro J. ha puesto el grito en el cielo. A su juicio, «no se trata de una iniciativa inocente para servir con mayor eficacia a los ciudadanos sino de una medida para censar a la población en base a la lengua que utiliza». Vamos, que preguntar a la gente cómo quiere recibir la documentación es como ponerle la estrella de David en la solapa. Cuando se desatan, los de «El Mundo» no tienen igual.
Pero no queda ahí la cosa. Tras afirmar que «nada de lo que hace la izquierda abertzale es inocente», cita al diputado de Amaiur y conocido miembro de EA Rafa Larreina para señalar que «acaba de presentar una pregunta al Gobierno en el Congreso en la que pide que se le facilite el número de efectivos de las Fuerzas de Seguridad del Estado en el País Vasco y Navarra», preguntando «¿Para qué quiere Amaiur esa información?». Quizá porque la ciudadanía de este país tiene derecho a conocerla. Pero no le hablen al editorialista de derechos... A renglón seguido, afirma que «lo que antes era Batasuna hoy se llama Bildu y Amaiur», solo que «hace 20 años no tenían ninguna expectativa de llegar al poder y hoy acarician la posibilidad de ganar las próximas elecciones vascas, máxime si el Tribunal Constitucional consiente en legalizar Sortu, lo que les permitiría acceder a la misma financiación pública que cualquier otro partido». Si ganan las próximas elecciones será porque les vota la mayoría, ¿no? ¿Será eso lo que le molesta?
Y para concluir, el editorialista descubre la jugada. Según explica, las de Bildu y Amaiur «son exactamente las mismas reivindicaciones que contenía la Alternativa KAS, aprobada en enero de 1978, con el beneplácito de ETA» y «eso es lo que la izquierda abertzale quiere imponer en esta `segunda transi- ción', en palabras utilizadas por Iñigo Urkullu. Lo que ha cambiado es la táctica, que consiste en ofrecer una versión ligth de la Alternativa KAS». Lo dicho, lo más triste es que todo esto se haya escrito en un editorial.