El presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunció ayer nuevas medidas penales para perseguir «ideologías extremistas» tras las matanzas de Toulouse y Montauban. «En adelante, toda persona que consulte en internet páginas que hagan apología del terrorismo o llamen al odio y a la violencia será castigada penalmente», afirmó el presidente. Asimismo quiere castigar a «toda persona que se traslade al extranjero para ser adoctrinado en ideologías que conduzcan al terrorismo».

También pidió al ministro de Justicia una reflexión para evitar la propagación de estas ideas en las cárceles. «La propagación y la apología de ideologías extremistas serán reprimidas por un delito recogido en el código penal, con los medios que ya existen en la ley antiterrorista», afirmó Sarkozy. Tras la muerte de siete personas tiroteadas y la operación que acabó con la vida del sospechoso en Toulouse, el discurso del presidente francés -a la vez jugando el papel de candidato a la Presidencia en campaña- se volcó sobre las ideas de la seguridad y la persecución de «ideologías terroristas»,

Pero El Elíseo ha tenido que reaccionar a la defensiva ante el cuestionamiento de las medidas de vigilancia de Mohamed Merah, el supuesto autor de las matanzas de Toulouse y Montauban que, tras un cerco policial de 32 horas, fue abatido por los disparos de un cuerpo policial de élite.

Un periódico regional, «Le Télégramme», publicó el testimonio, bajo anonimato, de una mujer que vive en Toulouse, que presentó dos denuncias en 2010 contra Mohamed Merah. «Le denuncié en varias ocasiones. En vano», declaró la mujer, cuyas afirmaciones fueron confirmadas por su abogado.

Acusó a Merah de haber agredido a su familia y de haber forzado a su hijo de 15 años a ver «vídeos insoportables de Al-Qaeda». También dice haberlo visto en actitudes agresivas, en el barrio, encapuchado con una espada en la mano gritando «Allah Akbar» (Alá es grande).

«El nombre de los hermanos Merah era conocido por los servicios de Inteligencia. Para mí hay una cuestión clara: ¿Por qué no se le puso bajo una vigilancia habitual?», pregunta François Heisbourg, especialista de seguridad.

Como respuesta, el Gobierno no deja de insistir en los últimos días en que una veintena de «aprendices de yihadistas» franceses están siendo vigilados «muy de cerca». «Están controlados» y Merah «fue interrogado recientemente por los servicios de investigación», se defen- dió en la emisora Europe 1 el ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé. «Expresar ideas, manifestar opiniones salafistas no es suficiente para ser sometido a la Justicia», insistió su colega de Interior, Claude Guéant en la emisora RTL.

Más que la posibilidad de impedir las primeras muertes de tres militares los días 11 y 15 de marzo, se cuestiona la incapacidad de identificar rápidamente a un hombre «vigilado» antes de que cometiera una nueva matanza en un colegio judío el pasado lunes. «Entiendo que se puede querer saber si ha habido un fallo», añadió Juppé, pero afirmó que «no hay ninguna razón» para pensar que lo haya habido. Bruno Le Roux, uno de los portavoces del candidato del PS, François Hollande, indicó que «en Estados Unidos se habría constituido sin problemas una comisión de investigación para ver si había habido problemas en la vigilancia».

En el entorno de los salafistas de Toulouse «nunca apareció una tendencia criminal» antes de las matanzas de los diez últimos días, se justificó Guéant.

También Albert Chennouf, padre de uno de los tres militares muertos por Merah calificó de «fracaso» la muerte de este en el asalto a su apartamento y, aunque no culpó al RAID (grupo policial de élite), deseó que el autor de las matanzas hubiera sido juzgado. «¿Cómo es posible que un hombre conocido (por los servicios policiales) haya podido actuar así?», preguntó Chennouf, cuyo hijo fue enterrado ayer en el cementerio de Manduel. La vigilancia sobre Mareh implica también a Estados Unidos, que lo incluyó en la lista que veta a sospechosos el acceso a aviones, según confirmó una fuente de los servicios de inteligencia a la CNN, aunque no aclaró cuándo ni por qué se decidió eliminarle de este documento.

Si Sarkozy hizo hincapié en el tema de la seguridad, la candidata de la ultraderecha, Marine Le Pen, no se quedó atrás y acusó al Gobierno de permitir que radicales islamistas se hayan hecho con el control de los suburbios de las grandes ciudades. La candidata del Frente Nacional reclamó una revisión de la política de seguridad. «El Gobierno está asustado», afirmó en una entrevista a la emisora de radio France Info.

Lluvia de balas

Según la versión ofrecida por las autoridades francesas, Mohamed Merah murió en medio de una lluvia de balas, en un tiroteo con los policías de élite que habían irrumpido en el apartamento de Toulouse donde permanecía atrincherado desde hacía 32 horas. El ministro del Interior afirmó que, cuando los agentes registraban la vivienda, precedidos por un equipo de vídeo y avanzando «paso a paso», Merah salió del baño disparando y «saltó desde la ventana con su pistola en la mano, sin dejar de disparar». Aseguró que fue abatido por los francotiradores apostados en el exterior, aunque una fuente policial aseguró que «cuando cayó, estaba muerto», y que el sospechoso llevaba puesto un chaleco antibalas.

Tres agentes resultaron heridos en el intenso tiroteo que duró cinco minutos y en la cual se usaron unos 300 cartuchos. Otros dos policías habían resultado heridos en los tiroteos de las primeras horas del cerco de la vivienda.

Guéant afirmó que Merah ya no hablaba de rendirse, como en las primeras horas del cerco, sino de morir «con las armas en la mano». Los hombres del RAID habían recibido órdenes de «hacer todo lo posible para detener a Mohamed Merah vivo» y «disparar solo en caso de legítima defensa» y «precisamente por eso» el cerco se prolongó durante tantas horas, explicó por su lado el fiscal François Molins.

Según las autoridades, Merah reivindicó los ataques llevados a cabo en Toulouse y en Montauban. El fiscal Molins indicó que Merah había filmado todos los atentados y que la Policía está analizando las imágenes.