El nuevo recinto escolar de Zaldibar se retrasa por la «política del ladrillo» del PNV
La alcaldesa de Zaldibar denunció ayer que un cambio propiciado en el anterior mandato por el PNV en el planeamiento urbanístico impedirá iniciar en verano las obras del nuevo edificio de educación infantil y haurreskola. La modificación se ocultó al actual equipo de gobierno.
Agustín GOIKOETXEA |
La alcaldesa de Zaldibar, Arantza Baigorri, tuvo ayer que confesar que la edificación del nuevo recinto escolar, en el que aspiran a impartir clases una veintena de nuevos alumnos, se retrasa. El equipo de gobierno de Bildu había impulsado un concurso de ideas del diseño y proyecto para el futuro equipamiento, cuyo plazo de presentación finalizará el lunes 26 de marzo.
Toda la planificación se ha ido al traste, según explicó Baigorri, cuando han descubierto que los anteriores gestores municipales, del PNV, cambiaron los parámetros de edificabilidad en el sector SR1, unas viviendas situadas al lado del colegio público, de modo que se incluyó a la escuela en esas modificaciones.
En la práctica esto ha supuesto que de poder construir un nuevo recinto escolar de 600 metros cuadrados, no se pueda edificar uno superior a 189. «El SR1 se organizó en beneficio de la especulación y los especuladores», denunció, antes de incidir en que antes y ahora PNV y PSE dicen que la demanda de plazas para la haurreskola y el aula de 2 años se puede cubrir con un módulo provisional que lleva ya un lustro en Zaldibar.
La decisión de los jeltzales la enmarcó en la «política del ladrillo. Han construido -incidió- muchas viviendas, muchas más de las que el pueblo necesita, sin servicio alguno». Más grave aún, dijo la alcaldesa, es que el anterior gobierno local ocultó la información a Bildu.
Ahora, tras mantener contactos con responsables forales, han logrado el compromiso de la Diputación de que tramitarán en cuatro meses un nuevo plan parcial para pasar de un coeficiente de edificabilidad de 0,1 a 1,05, como antes del cambio. El proceso participativo para elegir el proyecto seguirá, aunque las obras tendrán que retrasarse por los obstáculos del PNV.
La alcaldesa denunció que, al llegar al Consistorio, se encontraron con que el ordenador del arquitecto municipal, Iskander Atutxa, estaba vacío. El expediente en papel era el antiguo y el modificado estaba en su poder, que luego les dio.