Raimundo Fitero
Sin protección
Una comparecencia urgente del consejero de Interior, Rodolfo Ares, no puede anunciar nada bueno. Palabras encubridoras. Retórica justificadora. Las actuaciones policiales forman parte de la gramática parda de un lenguaje global. Los matices solamente están en la saña empleada en algunas circunstancias. El entrenamiento de esos individuos que transportan trajes especiales, armamento pesado, máscaras, casco y se protegen con mamparas es muy deficiente. Después de emplearse con la máxima expresión de la violencia contra ciudadanos desprotegidos, acaban siempre con un número excesivo de lesionados. Es una táctica, o una simple manera de repudiar subconscientemente su propia labor. Se lesionan sicológicamente. Se autolesionan. Es una nueva forma de absentismo laboral.
Lo que es verdaderamente insufrible es que desde el más mínimo convencimiento democrático, se diga que en el caso del fallecimiento de Iñigo Cabacas, la actuación de esos tristes hombres y mujeres de negro, fue «para protegerse la policía de las graves agresiones de las que eran objeto». No mienta señor Ares. No les baile el agua a esos monstruos. En un canal han pasado unas imágenes tomadas por una cámara de teléfono, y allí no había otra violencia que la que crean de manera reiterada, constante y fuera de control sus muchachos cuando están haciendo horas extras. Ni se protegían, ni protegían a nadie ni a nada, simplemente hacían lo que hacen normalmente, crear tensión, desorden, provocar disturbios para asegurarse su sueldo, y para que los políticos sigan mintiendo y tomando nuevas medidas represivas en una carrera desenfrenada por ser el que más reprime. Véase al Conseller d'Interior catalán, un impresentable señor con afición represiva imparable y con ansias de novelista de política-ficción.
Lo único claro es que disparan a dar, que pegan de manera desmesurada, que son el auténtico peligro público. Las policías. Todas las policías. Instrumentos de control y de represión, entrenadas de manera científica para ello, con dispositivos tácticos y técnicos reventadores de las expresiones populares. Avanzadilla de todos los poderes fácticos. ¿Quién nos protege de la policía?