El pasado lunes por la tarde, tras conocerse el fallecimiento de Iñigo Cabacas, en la web de GARA se podía leer el comentario, lógicamente breve, pero jugoso, de un visitante de Twitter que se mostraba extrañado porque «El País», en su web, se hacía eco de la muerte del joven basauritarra en su sección de deportes, y reflexionaba, con acierto, diciendo que, según ese criterio, la noticia de la quema de un cajero automático debería ubicarse en la sección de economía. Ayer, «El País» llevaba la noticia a la primera página de su edición impresa, titulando «Una muerte por aclarar», si bien ofrecía también la versión de los familiares y amigos de Cabacas, quienes aseguran que este recibió un pelotazo de la Ertzaintza (como posteriormente confirmaría la autopsia). En páginas interiores, por supuesto en las de deportes, ofrecía amplia información, mostrando una prudencia que se echa en falta en otras ocasiones.

También «Abc» informaba de la muerte de Iñigo Cabacas, pero no mencionaba a la izquierda abertzale, ni pedía condenas ni ilegalizaciones. Es que para ese diario el suceso no merecía más que un breve, igualmente en la sección de deportes, bajo el título «Muere el joven herido tras el triunfo ante el Schalke». Cosas que pasan.

Sin embargo, el breve de «Abc» era un derroche de medios comparado con el que «La Razón» ofrecía a la muerte del joven, que no llegaba a una cuarta parte de aquel. También en la sección de deportes, informaba de que Cabacas falleció el lunes. Bueno, también decía que murió en el hospital de Basurto.

«El Mundo», en cambio, recogía en portada la noticia de la muerte del joven aficionado del Athletic y le dedicaba una página de la sección de Euskadi. Sin embargo, el titular de la primera página era significativo: «Muere el hincha herido ante una herriko taberna tras el Athletic-Schalke». ¿Tendencioso...? Tonterías. Es que en una herriko taberna ya se sabe, puede ocurrir cualquier cosa. Además, en el subtítulo decía que «La familia dice que recibió un pelotazo y la Ertzaintza que ya estaba inconsciente». Lo cierto es que las proximidades de la herriko de Indautxu, o de cualquier otra, parece -al menos para la Ertzaintza- un lugar idóneo para llevar a cabo una carga indiscriminada.