El ministro de Exteriores de Siria, Walid al Mualem, anunció ayer la retirada de una parte de las tropas de la ciudad de Homs, considerado el principal bastión opositor. Mualem informó a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, de que «una parte de las fuerzas gubernamentales había sido retirada de Homs y trasladada a su habitual lugar de emplazamiento».

Al mismo tiempo, denunció que este proceso de repliegue militar se vio acompañado de un «constante incremento de la actividad de grupos armados» en distintas regiones del país.

En respuesta, «la parte rusa saludó estas medidas del Gobierno sirio e instó a Damasco a dar nuevos pasos» en cumplimiento con el plan de paz de Kofi Annan.

Lavrov insistió en que ayer no concluía sino que empezaba el plazo para la retirada de todas las tropas sirias. Instó a Annan, a Washington y a Occidente a acelerar sus gestiones con la oposición para que ésta cese la violencia.

«EEUU y otros países que tienen una influencia directa sobre los grupos opositores no deberían señalar continuamente a Rusia y Siria. Deberían utilizar esa influencia para hacer de verdad que todos dejen de dispararse unos a otros», remarcó.

Por su parte, el Ejército Libre Sirio (ELS) advirtió a Damasco que tiene hasta el jueves, como máximo, para retirar sus tropas de las zonas urbanas o, en caso contrario, volverán a las armas.

«Si el régimen continúa bombardeando con morteros y carros de combate y no se compromete a respetar el alto el fuego y a retirar los tanques y las tropas, reanudaremos la lucha para defender a nuestro pueblo», aseguró el portavoz del mando conjunto del ELS, el coronel Qassem Saad al Deen, en declaraciones a la agencia británica Reuters.

Balance sobre refugiados

Mientras, los países fronterizos con Siria -Turquía, Irak, Líbano y Jordania- afrontan la llegada masiva de refugiados, que en las últimas semanas ha aumentado un 40%, superando la cifra de 55.000 desplazados, la mitad de ellos menores de edad, según estimaciones de la ONU.

Sin embargo, la cifra real podría ser mayor ya que se calcula que cerca de 20.000 refugiados están aún sin registrar en esos cuatro países, mientras que el número de desplazados dentro de Siria podría ser de 200.000.

Para Annan, la constante llegada de refugiados es una señal de que «las cosas van ma. Tenemos que seguir trabajando para frenar la violencia y Damasco debe permitir la ayuda humanitaria».

De visita al campamento de refugiados de Yailadag, en el extremo sur de Turquía, consideró que «todavía es pronto para asegurar que el plan ha fallado».