El Tribunal Administrativo de El Cairo ha infligido un revés a los islamistas al suspender la comisión encargada de redactar la futura Constitución, y que había sido boicoteada por los grupos liberales. La denuncia fue presentada por abogados y expertos en leyes al considerar que su composición no representaba a todos los sectores de la sociedad egipcia y que el Parlamento había abusado de sus prerrogativas. La Comisión, formada por cien personas designadas por el Parlamento -50 diputados y 50 no diputados- está compuesta fundamentalmente por miembros el Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), afín a los Hermanos Musulmanes, y fundamentalistas salafistas que controlan la Cámara.

Mohamed Nur Farhat, jurista y miembro del Partido Demócrata Liberal, afirmó que «la comisión constituyente es nula por decisión de la Justicia y no puede seguir su trabajo», y reclamó «la representación equitativa de las fuerzas sociales y políticas para que no esté dominada por una sola corriente política». Los partidos laicos se retiraron estimando que su presencia sólo servía de aval para la redacción de «una ley fundamental que refleja sus opciones político-religiosas, en particular, la aplicación del sharia».

También la institución islámica suní Al-Azhar y la iglesia copta ortodoxa boicotearon la comisión, e incluso el Tribunal Supremo Constitucional retiró su representante.

El PLJ no recurrirá

Los islamistas, por su parte, estiman que esta comisión debe reflejar la composición del Parlamento elegido en el que cuentan con el 70% de los escaños. No obstante, el líder del PLJ, Mohamed Morsi, mostró su respeto a la decisión judicial que anula la comisión y señaló que no la recurrirá. El PLJ se mostró dispuesto a cooperar con todos los partidos y movimientos para «redactar una Constitución que sea el reflejo de todos los egipcios».

La comisión constituyente tiene seis meses para redactar la ley fundamental que debe someterse a referéndum. Con las elecciones presidenciales previstas para los próximos 22 y 23 de mayo, parece probable que los egipcios elijan un presidente sin contar con una constitución que defina sus poderes.

La campaña electoral se ha tensado tras la presentación de las candidaturas de un dirigente de los Hermanos Musulmanes y el ex jefe de los servicios secretos con Mubarak, Omar Suleiman.