Osasuna tiene a Raúl García y eso es un valor seguro. El zizurtarra volvió a ser el faro del equipo, no solo por sus dos goles, que también, sino porque transmitió ese nivel competitivo que siempre tiene y que el equipo necesitaba para salir de su último bache. Gracias a su talento, los locales volvieron a sumar en casa e inclinar del lado navarro un envite que no parecía tener dueño claro.

Y eso que al conjuno encarnado le costó un buen rato meterse en el partido. Lejos están aquellos tiempos en los que los rojillos acogotaban al rival en cuanto el trencilla pitaba el inicio. Fue el Espanyol quien mejor se posicionó sobre el césped. Mandones, los de Mauricio Pochettino se hicieron rápido con el mando del esférico, dispuestos a golpear primero.

Y les faltó muy poco para hacerlo. Apenas habían pasado cuatro minutos cuando los periquitos ya gozaron de una ocasión inmejorable para adelantarse en el electrónico. El ansia de quien está habituado a marcar evitó el 0-1, pues Uche se adelantó con la zurda a un metro de la línea de gol a su compañero Coutinho -el brasileño entraba mejor posicionado-, mandando el cuero a las nubes.

Y apareció el más listo

Más de veinte minutos le costó a la escuadra navarra dar la réplica, con una doble ocasión de Raúl García, en la antesala de lo que luego acontecería. La primera, la que más se aproximó, pues la pelota fue repelida por el palo. En la segunda, no supo concretar con la cabeza un buen envío cuando se encontraba libre de marca. Al menos, la contienda se había equilibrado a la espera del segundo tiempo.

Una igualdad que quebró el de siempre, el que más calidad tiene y que lo demuestra prácticamente todas las jornadas. Raúl García fue el más listo de la clase cuando supo leer el servicio que le iba a llegar desde la derecha por parte de Lolo -poco habitual en esas lides- para anotar el primero. El 1-0 llegó acompañado de la expulsión de Coutinho, con una segunda amarilla tonta e infantil al obstaculizar el saque de una falta.

Ello ayudó a que, un cuarto de hora después, el de Zizur Nagusia ratificase su talento con una vaselina casi sin mirar a la portería rival. Nueve goles como nueve soles, que tienen todavía más valor, pues la mayoría de ellos han servido para que Osasuna obtenga una buena cosecha de puntos. El de Zizur Nagusia había desatascado de nuevo un choque de incierto resultado hasta ese momento, pero había colaborado en la recuperación y en el trabajo sucio. Incluso forzó la segunda tarjeta de Forlín y el público reconoció sus méritos cuando todo el estadio coreó su nombre al ser retirado a falta de un minuto para el final.

Como es habitual en él, el protagonista del choque -ya centrocampista más goleador de la historia de Osasuna- restó importancia a su actuación. «Es fruto del trabajo de todos, era un día para pedir perdón y demostrar que estábamos dolidos. Pelearemos por entrar en Europa», dijo Raúl García.