La Real hizo buena la máxima de que cuando no se puede ganar no hay que perder y sumó un punto que le acerca a su objetivo de la permanencia, pero que no satisfizo al público de Anoeta, que reclamó la dimisión de Philippe Montanier en los últimos minutos del partido después de que el cántico «Gabatxo mueve el banquillo» se corease... desde la primera parte.

Uno entiende que se puedan cuestionar decisiones de Montanier porque esa es la esencia del fútbol. En su dirección de ayer, y nunca, no le gustó nada que Xabi Prieto y Griezmann jueguen a pierna cambiada. A partir de ahí, lo único que faltó es que Pardo no estuviera enfermo y pudiera reemplazar a Zurutuza porque la gente pide a Ifrán y Llorente, pero para que salieran había que quitar a Griezmann y Vela. Aun así, se puede entender que la afición quisiera que hiciera el tercer cambio, o que prefiera a Ifrán que a Prieto, pero de ahí a pedir la dimisión de forma masiva de un entrenador que ha sentado las bases de un equipo de futuro con la permanencia a diez puntos y el average a la espera de lo que haga hoy el Zaragoza en Sevilla...

Dos penaltis fallados con el Betis

Sobre todo porque Anoeta ha visto sumar a la Real 13 puntos de los últimos 18 jugados como local y con muchas fases de buen juego y con muchos jóvenes en su equipo. Además ayer supo encajar el golpe que supuso fallar ante el Betis el segundo penalti que le han sancionado a favor en toda la Liga.

Como ante los verdiblancos en la primera vuelta, Xabi Prieto estaba en el banquillo. Entonces era Agirretxe el designado y Griezmann se saltó el orden establecido y lo falló. Ayer el usurbildarra cogió el balón, intentó engañar a Fabricio, pero el portero bético le aguantó y despejó su lanzamiento en un momento psicológicamente importante poco antes del descanso.

Ese gol hubiera premiado el mejor juego de la Real en el primer tiempo, que combinó bien, pero no acertó a traducir su dominio en más claras ocasiones que un zurdazo de Zurutuza que salió fuera por poco y un disparo de Griezmann que desbarató con la mano un defensa bético en un penalti que no señaló Mateu Lahoz antes de sancionar el que falló Agirretxe.

Aunque la Real estuvo mejor, necesitó de una gran parada de Eñaut en un remate de Rubén Castro en una jugada provocada por un resbalón de Ansotegi.

El tanto de Vela en el inicio del segundo tiempo hizo justicia y Mel reaccionó con dos cambios que hicieron mucho daño. Beñat se adueñó del centro del campo con Illarra y Zurutuza muy cansados y Jefferson Montero se convirtió en una pesadilla en la banda derecha. Así fabricó la jugada del gol del empate y, a partir de ahí, el Betis, que por algo lleva cinco partidos sin perder, fue superior.

Entonces Mel dio por bueno el empate al sacar a un jugador defensivo como Matilla y retirar a Montero, aunque pudo ganar el Betis en un remate final de Santacruz que detuvo Eñaut y la Real en uno de Ansotegi que repelió el poste. No entró ninguno y el partido acabó con un empate que puede considerarse justo e incluso bueno. No hay razón para dramatizar. La Real está mucho mejor hoy que hace un año cuando rompía una racha de cinco derrotas con la ayuda de la fortuna ante el Sporting.