La Casa Blanca aseguró ayer que el presidente, Barack Obama, confía en el jefe de su Servicio Secreto, Mark Sullivan, pese a las sucesivas revelaciones sobre un escándalo de prostitución en Colombia. El portavoz de Obama, Jay Carney, fue bombardeado en su rueda de prensa habitual por las preguntas sobre este tema, que ha eclipsado totalmente la Cumbre de las Américas en la que Obama participó durante el fin de semana en Cartagena de Indias. Miembros del Servicio Secreto y del Ejército de EEUU, llegados para preparar el dispositivo de protección en la cumbre, supuestamente mantuvieron relaciones con prostitutas. Lejos de amainar, el escándalo crece en Estados Unidos. La senadora republicana Susan Collins aseguró ayer que al menos veinte mujeres habían acompañado a los agentes.

Al menos once agentes del Servicio Secreto han sido llamados por Washington y son objeto de una suspensión administrativa. sus acreditaciones han sido revocadas a la espera de los resultados de la investigación interna. Según un responsable del Pentágono, bajo anonimato, al menos diez militares habrían contratado prostitutas en las mismas circunstancias. Se trataría de cinco miembros de las Fuerzas Especiales, dos marines y un miembro de la Fuerza Aérea. «El director Sullivan se movió con rapidez ante el incidente y supervisa una investigación», dijo Carney, negándose a opinar sobre el fondo de la cuestión.