Las dificultades económicas están provocando una ola de suicidios en Italia entre pequeños empresarios, artesanos o parados. En febrero, el desempleo llegó al 9,3%. A diario, los principales periódicos italianos recogen noticias de contratistas cargados de deudas y de empleados despedidos sin esperanza de encontrar un nuevo trabajo. La inmolación a finales de marzo en Bolonia de un albañil embargado por no poder hacer frente a las deudas ha conmocionado la vida política. Desde comienzo de año, se hanregistrado 23 sucidios de empresarios, según el centro de estudios de la CGIA, un sindicato de pequeños empresarios y profesionales. De ellos nueve se registraron en la región de Venecia. En Toscana, Sicilia, y Apulia se han registrado tres casos en cada región. «Es una señal de alarma lanzada por aquellos que no pueden más. Los impuestos, la burocracia, la falta de crédito, los retrasos en los pagos han creado un clima hostil que penaliza a los empresarios», asegura Giuseppe Bortolussi, secretario de la CGIA.

«Es una terrible señal de la desesperación, un caso único de angustia, que ilustra el momento de gran dificultad que atraviesa el país», resaltó el ex jefe de Gobierno Romano Prodi.

El líder del PDL, Angelino Alfano, dijo sentirse «muy dolido por esta larga serie de suicidios causados por los apuros económicos. Es reflejo de una situación insostenible en términos económicos y sociales». En la presentación del Documento de Economía y Finanzas (DEF), que contiene sus políticas macroeconómicas y previsiones, el presidente del Gobierno italiano, Mario Monti, reconoció ayer que «se han producido 1.725 suicidios en los últimos dos años».