En sus últimas declaraciones, el joven dibujante e ilustrador catalán Aleix Saló se ha mostrado así de tajante: «Yo no tengo la solución para esta crisis, quizás tiendo más a mirar hacia atrás y no hacia el futuro. A pesar de ello, puedo afirmar que la ruta que seguimos no es la buena. Las medidas que se han llevado a cabo estos últimos años no han sido más que para posponer el gran problema que hoy padecemos y que está a punto de estallar».

En mayo del pasado año y, mientras en la calle bullía el movimiento colectivo de indignación social, Saló alcanzó cierto renombre gracias al vídeo promocional de su primer cómic titulado «Españistán: de la Burbuja inmobiliaria a la Crisis» y publicado por la editorial Glenát. A través de sus viñetas e ilustraciones, se mostraba con gran sentido del humor las causas de la crisis económica. En apenas dos semanas, aquel vídeo fue visto a través de internet por más de dos millones de personas y fue traducido a varios idiomas. Además, también fue elegido por diversos centros educativos para explicar la asignatura de economía.

La segunda propuesta de Saló -«Simiocracia: crónica de la gran resaca económica» (DeBolsillo)- supera con creces a su obra anterior y su vídeo promocional está arrasando en la Red. En apenas dos horas de su estreno ya era trending topic (Tema del momento) en las diversas redes sociales. Las intenciones de este video que puede ser visto en www.youtube.com son muy claras: sirve como vehículo promocional del libro y pretende ser una prolongación de «Españistán» (donde se analizaba las causas de la crisis durante el periodo comprendido entre 1998 y 2008).

Los «parcheadores»

En esta oportunidad, el libro abarca los años que van de 2008 a 2011 y sin entrar en el periodo gubernamental de Mariano Rajoy. «En esta oportunidad -afirma Saló- dedico la obra a los poderes creados alrededor de las administraciones, constructoras y cajas de ahorro que han parcheado de manera infame una economía fictícia. Nunca se preocuparon de solucionarla, simplemente se limitaron a maquillarla».

Saló a abandonado los territorios de la ironía para aplicar a su nueva obra un oportuno toque irónico que permite abordar la complejidad de una situación creada por banqueros y empresarios sin escrúpulos y políticos ineptos. «No soy un experto en economía -subraya el autor-, soy un amante de la economía, por eso no me atrevo a hacer vaticinios. Creo que no es que los que nos dirigen nos lleven al desastre por maldad, lo hacen por ineptitud».