Dicen en Uruguay que cuando tiene partido la Celeste, «juegan tres millones». Muniain fue aún más gráfico al señalar tras un partido en el que el Athletic acabó con nueve que «11 contra 40.000 no es jugar en inferioridad». Durante la presente temporada, el juego exhibido y los resultados obtenidos por el Athletic hacen que la ilusión se haya disparado.

Al pasear por Bizkaia da la sensación de que los partidos del conjunto rojiblanco los jugamos todos y todas. Es difícil encontrar un edificio sin una bandera del Athletic y son legión las tiendas y bares que también cuentan con un distintivo rojiblanco. Es lógico, ya que la unión entre los leones y sus aficionados va mucho más lejos de lo estrictamente deportivo. Recuerdos, relaciones familiares y de amistad, sentimiento de identificación y necesidad de celebrar acontecimientos en positivo en el marco de una sociedad que ansía la llegada definitiva de su primavera.

El primer partido en San Mamés, los cromos de los jugadores rojiblancos, las fotos en Lezama, la Gabarra, la camiseta y la bufanda regaladas por Olentzero, los recuerdos escuchados en casa sobre Pichichi, Belauste, Carmelo, Garay, Orue, Gainza, Zarra, Iriondo, «los 11 aldeanos», Iribar, Rojo, Goiko, Dani, Sarabia, Julen... Tardes de gloria de mitos a los que muchos no han podido ver jugar pero a los que se admira, los partidos seguidos por un transistor, los goles de Endika o Toquero, el ritual hacia San Mamés o las tardes de angustia con el equipo a punto de bajar. Todo confluye para que el Athletic cuente con una fuerza social y deportiva difícil de cuantificar.

Y así, el Athletic compite con su particular política deportiva. Ahí radica su mayor fortaleza, en el «herritik sortu zinalako, maite zaitu herriak». La camiseta rojiblanca está presente en todas las ikastolas, los niños sueñan con ser como Iker Muniain, Ander Herrera o Fernando Llorente, las niñas poder compartir ese sueño en rojiblanco como en su día lo hicieron Eba Ferreira o Nerea Onaindia. La simbiosis se aleja del balón, el comprender los éxitos del Athletic como una victoria colectiva sobrepasa con creces el seguimiento habitual al fútbol e incluso el gusto por dicho deporte.

Dicho de otra manera, el conjunto rojiblanco es un nexo de unión, proyección e ilusión para la sociedad vizcaina y buena parte de la vasca. Además, debido a una mezcla del juego mostrado, los resultados logrados, el efecto Bielsa en Sudamérica, la diáspora, la retransmisión de los partidos en todo el planeta, las redes sociales y las nuevas tecnologías, el Athletic se ha asomado a la primera plana del gran escaparate mundial. Parte de la llamada grada virtual ha adoptado con los brazos abiertos a los rojiblancos para siempre.

Esta noche, a las 21.05, el Athletic cuenta con una cita con la historia. Todos y todas empujaremos para llevar a los jugadores rojiblancos hasta Bucarest. Por encima del «vine por ti, hazlo por mí», hoy la tarea sera de todos y para todos.

Como cantaba un grupo tan bilbaino como Doctor Deseo en el disco ``Athletic Bihotzez'' de Kepa Junkera, «estar aquí ya es ganar» -en autoestima y confianza para una política deportiva única- pero nuestro sueño debe continuar. Nos vemos en Bucarest. Lortuko dugu, Aupa Athletic!!!