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DSK y Gadafi irrumpen en la campaña mientras Hollande y Sarkozy buscan a Bayrou

Acusaciones contra los servicios secretos franceses en relación al «caso Strauss-Kahn» y las sospechas de que el régimen de Muamar Gadafi financió su campaña en 2007 volvieron a colocar ayer a Nicolas Sarkozy en una situación comprometida. Atacado por todos lados, intenta reducir distancias respecto a su rival, François Hollande, mientras ambos daban un pequeño giro a su discurso buscando el voto centrista aunque sin olvidar a la extrema derecha.

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GARA | PARÍS

A una semana de la celebración de la segunda vuelta en las elecciones presidenciales francesas, que tendrá lugar el próximo domingo, el ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn (DSK) y Muamar Gadafi irrumpieron ayer en la campaña electoral para complicarle las cosas al presidente candidato, Nicolas Sarkozy, que sigue teniendo dificultades para alcanzar en los sondeos a su rival del Partido Socialista (PS), François Hollande, y está siendo criticado también por miembros de su propio partido por sus guiños al electorado de la extrema derecha.

Ausente de la campaña electoral hasta ahora, el que fuera favorito para enfrentarse a Sarkozy en las urnas provocó un nuevo debate al atribuir a enemigos políticos vinculados al mandatario francés el haber acabado con sus aspiraciones de llegar a la Presidencia tras su detención en mayo en Nueva York acusado de agredir sexualmente a Nafissatou Diallo, una empleada de un hotel de lujo.

En una entrevista publicada por el diario británico «The Guardian», el exresponsable del FMI afirmó que fue «ingenuo en el campo político». No considera que lo sucedido con Diallo fuera un montaje, pero sí que el escándalo posterior no fue una coincidencia y estuvo diseñado por quienes tenían una agenda política. «No creía que irían tan lejos (...) no pensé que podrían encontrar algo para detenerme», sostuvo. Strauss-Kahn dijo sospechar que había sido sometido a vigilancia por los servicios secretos franceses semanas antes de su detención y acusó a gente vinculada a la gubernamental UMP de haber intervenido sus llamada telefónicas. Según el autor de la entrevista, el periodista estadounidense Edward Jay Epstein, DSK «se había convertido en el principal `blanco' de los servicios secretos franceses en febrero o marzo de 2011».

Nicolas Sarkozy no tardó en responder a DSK, a quien atacó duramente e instó a que se explique ante la Justicia. «Respeto profundamente la presunción de inocencia, pero cuando uno está acusado de lo que él está acusado, hay que tener un mínimo de dignidad y de pudor para callarse y no añadir todavía más indignidad», manifestó visiblemente enfadado durante un mitin en Clermont-Ferrand.

Financiación de Libia

Pero no fue la entrevista de Dominique Strauss-Kahn la única piedra en el camino que ayer se le apareció a Sarkozy. Según una información difundida ayer por el medio digital de investigación Mediapart.fr, un documento de los servicios secretos libios prueba que Muamar Gadafi financió su campaña presidencial en 2007. Esta financiación ya fue revelada antes de la caída de régimen, cuando el Estado francés se puso al frente de la ofensiva militar extranjera contra Libia, por Saif al-Islam, hijo del coronel Gadafi y el pasado mes de marzo el diario francés «Liberation» afirmó que la venta de un sistema de espionaje por internet a Libia pudo servir para financiar la campaña de Sarkozy.

El documento desvelado ayer por Mediapart.fr, procedente de los archivos de los servicios secretos y revelado por ex altos cargos del régimen libio actualmente en la clandestinidad, recoge la luz verde del Gobierno de Gadafi para financiar con 50 millones de euros la campaña de Sarkozy.

El documento data del 10 de diciembre de 2006 y en él el entonces responsable de los servicios secretos libios, Moussa Koussa, autoriza al director del Gabinete de Gadafi, Bashir Saleh, a efectuar el pago. En el texto, Koussa se refiere a reuniones preparatorias con Brice Hortefeux, entonces secretario de Estado de Colectividades Territoriales, hombre próximo a Sarkozy y director de su campaña en 2007.

El presidente francés respondió a esta cuestión calificando de «grotescas» las acusaciones, mientras que el equipo de Hollande pidió la apertura de una investigación judicial.

Al margen de estas polémicas, que alimentan la confianza de Hollande en su victoria, ambos candidatos a la segunda vuelta variaron ayer levemente su discurso para buscar el apoyo de los 3,2 millones de votantes que en la primera ronda se decantaron por el centrista François Bayrou, cuando hasta ahora se habían centrado en el electorado de la ultraderechista Marine Le Pen, que obtuvo el doble de apoyos.

Tanto Sarkozy como Hollande respondieron por carta a la misiva enviada por Bayrou, que el próximo jueves tiene previsto revelar si muestra su preferencia por alguno de ellos, para abundar en los puntos comunes de sus respectivos programas con el del líder centrista y destacar las diferencias de su rival.

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El candidato del PS a las presidenciales francesas, François Hollande, afirmó ayer que la «perspectiva» de su victoria en la segunda vuelta del próximo domingo ha provocado ya que la canciller alemana, Angela Merkel, cambie su postura sobre la introducción de medidas en favor del crecimiento económico.

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