Antoine Griezmann apareció en el momento preciso, como tiene por buena costumbre, para llevar con dos goles y una asistencia a su equipo a una cómoda victoria que garantizó la permanencia matemática de la Real y el descenso del Racing sin esperar a otros resultados.

Con los tres goles, el triunfo y la sexta jornada sin perder, Anoeta recuperó la ola que protagonizó ante el Rayo y se olvidó de pedir la dimisión de Montanier o de abroncar a los jugadores, como Griezmann, que quisieron ver el partido del Athletic del jueves. Esa es la clave del fútbol, con victorias no hay problemas, y con la de ayer se refuerza un proyecto que va dar a muchas alegrías a la Real en el futuro.

Es bueno que la certificación de la permanencia matemática coincidiera con el descenso del Racing. Hace poco más de un año que los aficionados cántabros se peleaban por fotografiarse con Ashan Ali Syed y le reían las gracias porque pensaban que con su compra del 80% de las acciones del club tenían a un magnate que iba a hacer de su equipo un grande. A los pocos meses desapareció y un año después el Racing está en Ley Concursal, en Segunda y con un futuro negro a todos los niveles.

En Donostia vivimos una historia que ya conocemos todos y en una situación similar a la que se va a encontrar el Racing comenzó a formarse un proyecto que va a permitir a la Real vivir su final de temporada más tranquilo en mucho tiempo, con tres jornadas para lograr la cifra de 47 puntos que se fijó Montanier ayer para igualar la segunda mejor puntuación de la Real desde 1999 tras la del año del subcampeonato liguero.

Un gol clave

Para llegar a los 43 ayer resultó clave el gol de Griezmann en una acción que dejó claro lo que ha comprendido ya Montanier, que Xabi Prieto tiene que jugar en la derecha porque allí da su mejor nivel y es un gran asistente y que Griezmann debe arrancar desde la izquierda porque su mayor peligro son sus movimientos hacia portería como el que realizó en el primer gol.

Ese tanto fue determinante porque la Real acabó el primer tiempo en medio de una sonora pitada. En los últimos 25 minutos no había encontrado la fórmula de romper el entramado defensivo del Racing. Sí lo hizo en los primeros veinte, en los que los blanquiazules hicieron méritos para adelantarse.

La ocasión más clara la tuvo Vela en un remate a centro de Estrada que encontró una gran respuesta de Mario. Era el quinto remate de los blanquiazules, que habían sacado tres corners y debían haber visto cómo se señalaba un penalti por un manotazo claro que recibió Xabi Prieto en el área. La Real combinaba y se movía con facilidad, encontraba espacios para llegar con claridad al área del Racing, pero le faltó adelantarse y eso permitió al equipo cántabro corregir sus desajustes y conseguir que en los últimos 25 minutos se le fundieran los plomos al juego creativo realista y entrara en una oscuridad que llegó hasta el final del primer tiempo.

El Racing incluso pudo adelantarse en un claro penalti de Mikel González a Acosta que Estrada Fernández no sancionó. Eso provocó en la grada se perdiera la paciencia y se pitara a su equipo al irse al descanso.

No hubo tiempo para que ese malestar aumentara porque en la primera jugada de ataque del segundo tiempo Mikel Aranburu, que se convirtió en el sexto jugador en disputar 400 partidos de Liga con la Real, combinó con Xabi Prieto, que reiteró que vuelve a ser el de siempre con un centro que Griezmann aprovechó en su jugada preferida.

Tras marcar se echó la mano a la oreja en un gesto que sobró y al que luego quiso quitar cualquier significado y relación con las críticas y los pitos que recibió por ir a San Mamés. Mejor estuvo la celebración de su segundo gol a pase de otro de los asistentes a la semifinal de la Europa League, Zurutuza, y se superó todavía en la asistencia que dio a Agirretxe. Cualquier otro con un 2-0 hubiera buscado el hat trick, pero fue generoso y permitió al usurbildarra lograr su décimo gol de la temporada, a los que sumar otros dos en los que el mérito fue suyo y los dos de Copa. No está mal para los minutos que ha jugado en su primer año como delantero titular.

Los tres goles permitieron que los pitos del final del primer tiempo desaparecieran y Anoeta festejara con la ola la permanencia. La celebración estaba justificada porque se han cumplido los dos objetivos marcados al inicio de temporada. Salvarse con una relativa tranquilidad y dar continuidad a jóvenes de la cantera que no jugaban el año pasado. A partir de ahora quedan tres partidos en el Calderón y en Iruñea la próxima semana y en Anoeta ante el Valencia para poner la guinda.