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Primera División

Faltó pausa ante un rival histérico

A Osasuna le falta temple para adelantarse, y luego consigue al menos rescatar un punto gracias a la calidad de remate de Raúl García.

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OSASUNA 1

VILLARREAL 1

 

R.S.

La calidad en el remate de Raúl García mantiene las esperanzas europeas de Osasuna. Donde no llega el juego rojillo, precario, aparece la calidad del zizurtarra. Un zapatazo imprevisible con la derecha a la misma escuadra rescató un punto en un partido en el que los rojos no supieron liquidar a un rival desquiciado.

El Villarreal salió al campo hecho un flan. Poco acostumbrado a estos trances agónicos, transmite nerviosismo a kilos desde todas las instancias -directiva, entrenador, público...-, y todos esos hilos nerviosos parecían ir a parar a las piernas de Zapata. El central comenzó el partido con un recital de fallos clamorosos al que se sumaron sus compañeros de zaga.

Ello hizo que, solo con recuperar los balones que perdían los locales, los rojillos se aseguraban el control del partido, algo que pocas veces han logrado en esta Liga. Pero de ahí a hacer daño iba un buen trecho, el que marca la falta de calidad osasunista en los metros finales.

Mendilibar nunca se atiene a lo previsible. La sorpresa ayer fue doble: la menor, la inclusión de Ibrahima por Cejudo; la mayor, cambiar además el orden lógico de tres piezas de ataque para colocar al senegalés en la punta, a Nino en banda izquierda y a Lamah en derecha, para que atacara a pierna cambiada.

Por ese lado vinieron algunas de las mejores combinaciones rojillas, pero fue más por las constantes incorporaciones de Marc Bertrán que por la aportación del belga, cada vez más plano y pidiendo vacaciones como agua de mayo.

Si la balanza en el centro del campo se decantaba hacia los rojos, la contienda se igualaba mucho más en los metros finales. Hasta el punto de que Villarreal y Osasuna clonaron sus dos mejores rachas ofensivas. En el minuto 15 Nino disparó cruzado tras un buen pase al hueco de Marc y rechazó Diego López, y algo idéntico ocurrió acto seguido en el otra área, esta vez con Marco Ruben y Andrés Fernández como protagonistas. Luego, en el 32, Cani lanzó al palo tras una gran combinación de los de Lotina, y en la jugada siguiente fue Nekounam quien disparó también a la madera, esta vez desde fuera del área.

La segunda mitad pintaba bien, más por que el submarino amarillo amenazaba zozobra que por las prestaciones navarras, que no tenían más recurso que colgar balones desde las bandas, pero siempre desde posiciones de lateral y nunca de extremo. Sin embargo, un fallo de Andrés puso por delante y, sobre todo, calmó al Villarreal.

De hecho, pareció que el gol trasvasara los nervios a Osasuna. Nada más salir de la caseta, Puñal perdió un balón ante el que Valero estuvo a punto de hacer el 2-0. A los de Mendilibar les costó un cuarto de hora empezar a rehacerse, y cuando lo hicieron fue a trompicones.

Pero no era nada que no pudiera arreglar Raúl García, al que la bastan un balón suelto y una décima de segundo para armar la pierna y ponerla en la red. El 1-1 abría de nuevo el partido y fue entonces cuando los temblores del Villarreal empezaron a tener todo su sentido: con una visita a Gijón el martes y la inseguridad que mostró ayer, tiene motivos.

Osasuna tampoco supo aprovecharlo. El punto se le hace corto en el camino a Europa, donde se queda ya casi sin margen de error. Tres partidos, en Mestalla el primero, en los que probablemente necesitará siete puntos. Difícil, pero posible.

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