El Gobierno libio anunció ayer que empleará la fuerza contra las antiguas milicias rebeldes «fuera de la ley» y fuertemente armadas, poniendo a prueba a todas sus jóvenes instituciones de seguridad y defensa. Lo hizo por primera vez el martes para desalojar a decenas de hombres armados que habían tomado la sede del Gobierno en demanda de sus primas, cuya distribución ha sido suspendida por el Ejecutivo. La operación dejó un muerto y tres heridos entre las fuerzas de seguridad.

Desde el derrocamiento de Muamar el Gadafi, en octubre, el Gobierno se enfrenta casi a diario a las reivindicaciones sociales y económicas de los thowar, los hombres que tomaron las armas para combatir a los gadafistas. Hasta ahora, había recurrido al diálogo, para acabar firmando a menudo cheques tras cada demostración de fuerza de los exrebeldes, sobre todo en Trípoli y Bengasi.