Iñaki Lekuona Periodista
Nueva letra
Mañana, cuando Carla Bruni deje el Elíseo con una maleta en una mano y una guitarra en la otra, y se despida definitivamente de ese papel de primera dama que ha interpretado tan gustosamente durante estos años, comenzará a escribirse la letra de una nueva canción. Eso si François Hollande, que no ha dejado de repetir que es tiempo de cambio, cumple su palabra. O si le dejan cumplirla, que el dios mercado es caprichosillo y lo mismo te acaricia un día que te fulmina al siguiente. De momento, el primer cambio es meramente simbólico, pero no menor, porque frente al fenómeno de la peopolización de la política, practicada por Nicolás Sarkozy sobretodo tras comenzar con la modelo italiana una relación en la que la prensa, incluso cierta que se considera seria, se volcó hasta el vómito.
Pero la nueva canción que Hollande dice desear para este país no sólo tendrá que interpretarse con un letra original, sino también con una nueva melodía. Y el pentagrama se despliega en unas semanas con las elecciones legislativas. Y esta vez la cuestión no es tanto quién gana, sino cuánto ganan los demás. Como Marine Le Pen, dispuesta a desembarcar en la Asamblea parlamentaria cual Juana de Arco Moderna, escoltada por decenas de diputados frentistas al paso de la Marsellesa interpretada por una Brigitte Bardot que se confiesa entregada a la causa de una Francia francesa y limpia de inmigrantes. Y si eso ocurre, y si los herederos del sarkozysmo se recuperan en las urnas, y si el dios mercado se encapricha, Hollande lo tendrá difícil para afinar su cambio, por mucho que tenga la batuta y por mucha letra nueva que escriba.