«Si un webdocumental es neutro no me interesa: un documental es un acto político»
Periodista y webdocumentalista
Es conocido, junto a Philippe Brault, por ser el coautor de «Prison Valley» (Arte, 2010), un webdocumental francés ganador del World Press Photo 2011 Mejor Multimedia no lineal. El documental habla del Valle de las Prisiones de Colorado, la zona con más prisiones del mundo.
Clàudia Prat | BRUSELAS
Inventivo y curioso, Dufresne paseaba hace pocas semanas por el Webdoc Meeting de Bruselas. El encuentro de webdocumentalistas se celebró en el marco del Festival de Documental Millenium y reunió a un centenar de realizadores, fotógrafos, programadores web o diseñadores que reflexionaron sobre las nuevas posibilidades que la red ofrece para este género, todavía poco explotado y escasamente definido que está entre las fronteras de la televisión web, las revistas on-line o los blogs. David Dufresne paseaba contento y tranquilo porque en el marco de este innovador encuentro él era uno de las personas más escuchadas e interpeladas en cafés, sesiones y pasillos. Obsesionado con las nuevas posibilidades de la narración y agarrado a su iphone, David amenizó las sesiones del Webdoc Meeting sin avasallar a los presentes con su experiencia y demostrando su paciencia en escuchar y aconsejar a los nuevos webdocumentalistas. Brillante y punzante, a más de uno le hizo tomar páginas y páginas de notas, y observarle entre pasillos.
¿Por qué hacer una historia en la web?
Estoy en internet desde 1994, desde los inicios de la red. Pero había separado mi vida de activista internauta de la de mi trabajo como periodista. En 2008 hay dos webdocs que me hacen ver la luz: «Gaza Sderot» (Arte) y «Voyage au but du carbon» (Honky Tonk). Los encontré extraordinarios. Cuando una noche mi amigo y fotógrafo colaborador Philippe Brault me enseñó un artículo de periódico viejo que hablaba de una ciudad en Colorado con 36.000 habitantes y trece prisiones, le dije «Philippe, creo que esto es lo que tenemos que hacer».
¿Y hacerlo experimentado con la web?
Sí, desde el principio lo que queríamos era curiosear, probar en la web. Luego propusimos el tema al Centro National de Cine de Francia (CNC) y contactamos con la gente de ARTE. Al principio, no veían claro lo que queríamos hacer, el por qué teníamos que irnos hasta Colorado. Pero, finalmente, Arte (el canal franco-alemán de televisión que emite programas de calidad) dijo: «Bueno, os dejaremos un poco de dinero, pero no confiamos mucho en el proyecto». Una vez en Cañon City nos dimos cuenta que sí, que teníamos el escenario perfecto para un webdoc.
¿Cuál fue el momento de decir: «el espectador investigará y vendrá con nosotros»?
Esto nos llegó unos días más tarde, en el motel donde dormíamos. Me desperté una mañana y le dije: «Philippe, vamos a montar la narración como el pueblo». Cañon City es la típica ciudad americana que está atravesada por una carretera recta y principal, y pensé: «Ésta será la linealidad de la narración y todas las carreteras perpendiculares serán las líneas de fuga, de ir y volver a la historia». Luego, pensé que nuestra «casa» sería nuestro motel, como lo era realmente. Y en el motel pediríamos al público que se registrara.
Mucha gente ha abandonado el webdoc en este punto, cuando han visto que a los pocos minutos se les obligaba a inscribirse, a dar un mail o el acceso a Twitter o Facebook.
Sí, pero es una apuesta. Es el momento en el que el espectador elije si quiere venir o no con nosotros. Y es un momento importante, ya no viajamos Philippe y yo, somos nosotros dos y el espectador. El sujeto de la acción pasa a ser: «nosotros». Es un momento crucial. Además, cuando el espectador se registra nos permite controlar donde se queda en la historia. Así cuando vuelve a la página no hace falta ver toda la historia de nuevo, van al punto donde estaba.
¿El motel que vemos en el webdoc es el motel real, donde se alojaban?
Sí, la habitación es mi habitación. Sacamos la idea un poco de los típicos videojuegos de investigación, donde puedes dar la vuelta a la habitación y elegir qué quieres hacer. Philippe tiró cuarenta mil fotos y yo registré todos los sonidos. Son los sonidos reales del motel, creo que esto se nota en el documental.
Aparte de Philippe, ¿qué papel juegan en esto los programadores y diseñadores web?
Cada día hablábamos por teléfono con Upian, la empresa de diseño y programación web que trabajó con nosotros. Ya antes de irnos estuvimos mirando juntos qué se había hecho hasta el momento, qué webdocs se habían hecho, diseños, historias...
¿Webdoc es la suma de todos estos perfiles profesionales?
Sí, para mí es increíble. Esta gente no venía del periodismo y nos dieron unos medios y una libertad total. La gente de ARTE, también. Fue como jugar al ping-pong. Es un colectivo alrededor de una obra y sin problemas de ego porque hay muchísimos egos por medio, pero vamos todos juntos. Hablábamos de creador a creador y para mí esto es lo importante. Lo es todavía. No pensaba que fuera posible.
En un momento dijo que «el autor ha muerto», en cambio aparece aquí un autor colectivo.
Sí, en un festival de cine me encanta decir que el autor ha muerto. Es para provocar. Pero sí que me refiero «muerto» en el sentido clásico de la palabra. El autor no puede estar solo. Un cámara, un director de foto, tienen un papel muy importante, pero el realizador acaba marcando. En el webdoc no puede, tiene que conectar con saberes y energías.
¿Hablamos de un nuevo autor?
Sí, frente al conservadurismo del mundo documental. El autor ha cambiado de sitio, ya no está donde estaba antes. Primero porque comparte la narración y pasa a convertirse en director de orquesta.
¿Qué piensa del mito de la participación?
Es un mito... pero es esencial porque es la gracia de la web. Cuando el webdocumental integre bien esta idea, cuando vaya junto con la participación, esta será la verdadera revolución. Se acabó el que sabe y el que mira: se intercambian papeles. Aunque igualmente si no hay participación no pasa nada, no es una condición sine qua non.
Fueron a grabar a Prison Valley porque fue el momento que Sarkozy fue elegido, hace cinco años, y porque hablaba de incrementar la represión en el Estado francés ¿Que rol tiene el webdocumental a nivel político?
Personalmente, si un webdocumental es neutro no me interesa. El documental pone siempre una mirada en el mundo, quiere cambiar algo..., es un acto político. No era un documental anti-Sarkozy, era decir: ¿queremos la política represiva de Sarkozy? Vamos al sitio con más prisiones del mundo a ver cómo están.
¿Qué riesgos corre el webdoc frente a la privatización y el control de internet? O la ley SOPA, el cierre de páginas...?
Estar en la web, ocupar ese terreno, es muy político. No hay razón de dejar la web a las grandes empresas ni al Estado. Internet ha sido un espacio inesperado de comunicación, salió de investigaciones militares, pero lo hemos utilizado de mil maneras. El webdocumental son películas, pero también se verían afectadas por la falta de libertad en la red. Es importante que la gente que lucha por estas libertades siga haciéndolo.
¿En qué trabaja actualmente?
Preparo un proyecto con TOXA, la plataforma multimedios, para la ONF (Oficina Nacional del Cine de Canadá) y coproducido por ARTE y la FMC en Montreal. Es un proyecto importante, pero no puedo decir nada porque políticamente es bastante sensible. Pasa en Canadá, pero en realidad toca el mundo entero. No es un tema canadiense... es mundial. Si sale, será de aquí a un año y medio. Esperemos.
«Prison Valley» es una historia interactiva que nos lleva a viajar por Cañon City, una ciudad rodeada de trece prisiones y con tan solo 36.000 habitantes. «donde aquellos que viven fuera, viven casi dentro», nos advierte el webdoc antes de empezar la narración. Este webdocumental, solo disponible en inglés y francés, es el primero que mezcla documental y videojuego con blogs, foros, e incluso una aplicación específica para iphone.
Dufresne y Brault nos llevan de la mano por «Prision Valley», en una historia donde el usuario elige qué zonas quiere o no quiere conocer de Cañon City e incluso con algunos bonus informativos de regalo si el espectador investiga bien el paisaje y la ciudad.
David Dufresne parece que ha marcado con este webdoc, y sin casi saberlo, el antes y el después del nuevo «género». Sí ya podemos llamarlo género, el «webdocumental». C.P.