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CRÓNICA | ROMPEOLAS 2012

La ola de la cultura se adentra por Urumea hacia los barrios donostiarras

El festival Rompeolas 2012 tuvo ayer un protagonista bastante sosegado, sin olas, pero con mucha personalidad para los donostiarras. El río Urumea y sus orillas fueron el eje central de infinidad de actos y la jornada sirvió para integrar y transmitir que todos son parte de la Capitalidad cultural.

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Ane ARRUTI

Con el estallido del cohete a las 10.30 comenzó ayer la competición de limpieza del río Urumea, río arriba, con numerosos participantes en stand up paddle o surf a remo. Como objetivo, priorizar la sensibilidad ecológica y sostenible, y reivindicar Urumea como espacio natural, rico y diverso que puede ser aprovechado de diferentes maneras a la vez que respetado y cuidado.

En ese sentido, los surfistas fueron recogiendo la basura y los escombros que encontraban en su camino mientras, por el paseo, un grupo de viandantes -entre ellos el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre- les seguía andando. En la marcha, realizaron paradas para conocer algo de la historia y de la cultura que guardan sus orillas. Así, se recordó que el puente Sarasola, más conocido como el puente de Loiola y situado junto al caserío Astillene, debe su nombre a la antigua sidrería Sarasola, ya derribada; o que el caserío Patxillardegi, frente a la cárcel de Martutene, construido en el siglo XVI y uno de los pocos que se mantiene junto al río, cuenta con una curiosa anécdota con la reina Isabel II. Según señalaron, un día que la monarca se encontraba por los alrededores, necesitó ir al baño y, tras pasar por el de este caserío, firmó un documento en el que señalaba que todos los varones nacidos en Patxillardegi quedaban exentos de realizar el servicio militar.

Música en la carretera

Junto a Patxillardegi se instaló un escenario en el que durante toda la mañana fueron pasando los alumnos de la escuela municipal de música de Donostia: percusión, danza clásica, la Big Band... Avanzando hacia Txomin-Enea, en una de las curvas de la carretera, se instaló un piano por donde iban tocando también los alumnos, mientras que, aprovechando que la carretera estaba cortada al tráfico, grupos de ciclistas o incluso patinadores aprovechaban para realizar el recorrido y disfrutar de todas estas actividades.

En Txomin-Enea, fotografías de las pasadas inundaciones recordaban el desastre causado por la última subida de Urumea, mientras varias personas expresaban sus emociones mediante la pintura. Otro de los talleres de enorme éxito fue el de customización de bicicletas.

Arteleku acogió un recital de poesía en polaco, un monólogo interpretado en lengua de signos y una demostración de danza contemporánea.

Comida para 2.000 personas

El Boulevard donostiarra fue el punto de encuentro para todos los participantes de este festival que se ha desarrolado durante tres días. 2.000 personas tomaron la calle en una comida a la que también asistieron miembros del Gobierno municipal y representantes de otros grupos del Ayuntamiento. En el menú, pollos y terneros asados desde la madrugada en las calles Getaria y Garibai. El sol calentó con ganas y la euforia provocada por la designación de Donostia como Capital Europea de la Cultura, provocó varias «olas» entre los asistentes.

La fiesta continuó por la tarde, con demostraciones de baile, creatividad artística, cocina incluso un «sasipastoral» de Bilintx. El Rompeolas también se trasladó a Andoain con charlas y talleres, y a Irun, donde tuvo lugar un desfile vintage promovido por Emaús, con ropa de segunda mano.

Desde la Oficina 2016 realizaron una primera valoración del festival muy positiva. «Las primeras impresiones de los vecinos decían que ha sido un impulso muy grande para revitalizar el barrio, que les da fuerzas para continuar en esta línea y promover actividades de este tipo», señalaron los organizadores. «La gente insistía en que hay que repetir. Se ha creado una primera corriente de opinión que ve que puede ser una actividad que podría realizarse barrio por barrio. Sin llevar toda la actividad cultural al centro, aprovechar la creación cultural de los vecinos para descentralizar esas actividades».

La coordinadora de la Oficina 2016, Eva Salaberria, y el consejero cultural de la candidatura, Santiago Eraso, aseguraron que el balance es altamente satisfactorio y pone de manifiesto que el Rompeolas se ha consagrado.

 

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