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«Profesor Lazhar» y los cambios que necesita la actual enseñanza elemental

La película del «quebecois» Philippe Falardeau ha sido una de las que más premios internacionales ha acumulado desde el pasado año, resultando finalista y favorita para el Óscar a Mejor Película de Habla No Inglesa. Arrasó en los Genie del cine canadiense, así como en los festivales de Toronto, Locarno, Rotterdam y Valladolid. Lo más increíble de todo es que se basa en un monólogo teatral, al que el cineasta francófono ha añadido la presencia vital de los escolares.
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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Los escolares que muestra Phillippe Falardeau en «Profesor Lazhar» no son tan mayores como los que sacaba Laurent Cantet en «La clase», ni tan pequeños como los que Bertrand Tavernier retrató en «Hoy empieza todo». Tampoco se mezclan las edades, como ocurría en el documental de Nicolas Philibert «Ser y tener». Son niños y niñas de una escuela elemental de Montreal, que se sitúan en esa fase delicada que en los países católicos suele culminar con la celebración de la Primera Comunión. Monsieur Lazhar considera que conforman un colectivo al que se le exige poco, y al que se le imparten muchos menos conocimientos que antaño. Su preparación cada vez resulta más básica, por lo que desconocen la literatura escrita en su propio idioma. Así que nada más llegar les pone un dictado con palabras que ese insuficientemente preparado alumnado no entiende, a la vez que les hace leer a Balzac.

En el aula esperaban un trato más paternalista por parte del sustituto de su antigua profesora, quien decidió quitarse la vida en su propio lugar de trabajo, causándoles un profundo trauma, sobre todo al niño y a la niño que la encontraron ahorcada. Lazhar ha decidido refugiarse en la enseñanza, porque también viene de superar una situación violenta. Es un argelino exiliado, al que pueden deportar en cualquier momento y que ha encontrado refugio temporal tras la mesa de profesor.

Mohamed Fellag se ha consagrado en el cine tras toda una carrera sobre los escenarios, medio del que procede el monólogo original en que se basa la película. La adaptación añade algo tan vital como la presencia del grupo escolares al que enseña el protagonista. Falardeau ha hecho una ardua investigación en centros de enseñanza para captar de forma naturalista el comportamiento de los niños, observando sus movimientos y gestos más mínimos. Sus reacciones siempre parecen espontáneas ante la cámara, una Red One digital que aporta la posibilidad de trabajar sin iluminación artificial los instantes llenos de verdad y de vida.

Estreno

Dirección: Sergio Manfio.

País: Italia, 2010.

Duración: 90 minutos.

Género: Animación.

El cine hecho en Quebec de Philippe Falardeau

Philippe Falardeau ha tenido pinta de profesor desde muy joven, con sus gafitas redondas y su perillita y bigote académicos. Se inició en el concurso televisivo «La course destination monde», que le permitió rodar cortos a través de todo el mundo. Debutó en el 2000 con «La moitié gauche du frigo», sobre dos parados que hacen un documental acerca del paro, aunque no encuentran trabajo. Seis años después hizo «Congorama», donde pudo dirigir al actor belga Olivier Gourmet. El éxito internacional le llegó hace cuatro años con su tercer largometraje «C'est pas moi, je le jure!», que resultó premiado en el Festival de Cannes. Es una crónica de adolescencia con un chico que busca a su madre y tiene instintos suicidas. M. I.

Estreno

Dirección y guión: Philippe Falardeau, sobre la obra treatral de Evelyne de la Chenelière.

Intérpretes: Mohamed Fellag, Sophie Nélisse, Émilien Neron, Danielle Proulx.

País: Canadá, 2011.

Duración: 94 minutos.

Estreno

Dirección y guión: Álvaro Longoria.

Producción: Javier Bardem y Lilly Hartley.

País: Estado español, 2012. Duración: 80 m..

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