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Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico

Mujer contra mujer

En el año 2012, el beso entre dos actrices todavía es noticia. Si se está hablando, y mucho, de la nueva película del veterano cineasta Brian De Palma, es por la difusión de una de las fotos del rodaje, en la cual se ve a Rachel McAdams besando a Noomi Rapace. La instantánea puede llevar a equívoco, pero de momento sirve para que el mundo se pregunte por el contenido de «Passion». La campaña promocional no ha tardado en hacerse eco del interés despertado, alentándolo aún más si cabe al dejar caer el fetichismo del que ha hecho gala De Palma a lo largo de su filmografía.

He aquí la explicación de por qué Hollywood ha encontrado en el remake un negocio tan fructífero. Nadie, absolutamente nadie, se extrañó, ni mucho menos se escandalizó, con la relación que representaban Ludivine Sagnier y Kristin Scott Thomas en la versión original francesa, titulada «Crime d'amour». Sobra decir que sigue inédita en nuestro mercado, y eso que se trata de la obra póstuma de Alain Corneau.

El maestro del polar se despidió con un thriller que explota una tensión sexual no resuelta entre mujeres dentro del marco competitivo de una empresa multinacional. De esta forma, quienes podían haber sido amantes acaban convertidas en rivales. Cuando la jefa aparece asesinada, las sospechas recaerán sobre la joven y ambiciosa ejecutiva tan próxima a ella. Ésta, con la ayuda imprescindible de los flash-backs, deberá construir una coartada lo más sólida posible.

Destripo el argumento para dejar claro que el beso en cuestión es lo de menos, aunque a De Palma le viene muy bien para superar el fracaso de su anterior realización, cinco años después.