Juicio contra el independentismo vasco
Los impulsores de D3M siguen acusados de «pertenencia»
La defensa reivindica el derecho a hacer política, mientras la Fiscalía mantiene la acusación. Solo exculpa a Liguerzana y Antia, y rebaja ligeramente las peticiones al resto, de 9 años a 6 y de 7 a 5
Alberto PRADILLA | MADRID
«Nos hemos sentado en el banquillo por defender y ejercer derechos civiles y políticos. La legislación vigente va encaminada a excluir las ideas políticas, condenarlas y a excluir proyectos determinados. Lo único que podemos hacer es exigir la libertad de expresión de todas las ideas y la participación de todos los proyectos». Con este mensaje de la periodista Amparo Lasheras, que habló en nombre de todos los imputados, se cerró ayer la última sesión del proceso que juzga a Demokrazia 3 Milloi y Askatasuna. Finalmente son 11 los encausados, después de que el fiscal Vicente González Mota retirase la acusación contra Fernando Andia y Aitor Liguerzana. Para el resto baja la petición, que pasa de los 9 años a los 6 años y 5 meses para los imputados por «pertenencia», y de los 7 años a los 5 por «colaboración». El representante del ministerio público defendió esta rebaja para adecuar las solicitudes a la reciente sentencia del Tribunal Supremo sobre el «caso Bateragune». Las defensas, por su parte, instaron a la libre absolución y evidenciaron que lo único que ha quedado acreditado es la participación política de los acusados.
La rebaja de las penas no fue la única referencia que se escuchó ayer sobre el auto por el que el Alto Tribunal español mantiene en prisión a Arnaldo Otegi y sus cuatro compañeros. Durante su exposición de motivos, el fiscal insistió en buscar paralelismos, especialmente al defender que los jueces no deben tomar en consideración el nuevo ciclo político abierto en Euskal Herria tras el cese decretado por ETA. También para intentar dar validez a las interpretaciones policiales, que sustentan la idea de que la organización armada «dice y planifica qué directrices hay que hacer». En palabras del fiscal, «lo que no permite la ley es dar soporte político a una organización paramilitar que no se ha disuelto y que, en esa fecha, sigue atentando».
Quiebros lingüísticos
Para justificar estas tesis, el representante del Ministerio Público realizó una distinción entre «organización terrorista» y «banda armada», ubicando a los acusados en el concepto de «asociación terrorista». Una definición que, según su explicación, no implica tomar parte en actos violentos, sino «participar en una estructura para tratar de imponer al Estado unas resoluciones». Para explicar estos quiebros lingüísticos, González Mota apeló nuevamente a la teoría del «desdoblamiento». «No se les acusa por intentar presentarse, sino de aprovecharse para la consecución de un fraude».
Tal y como ha quedado en evidencia durante el proceso, la tesis de la Fiscalía se basa en los indicios aportados por guardias civiles y policías que testificaron como peritos. Interpretaciones de textos y escuchas que le sirven para determinar que «no se les acusa de dar una rueda de prensa, sino de formar parte del entramado».
Falta de pruebas objetivas
El argumento de la defensa queda resumido en esta sentencia del abogado Kepa Landa: «No han cometido un delito diferente a participar en política y a pedir que sus derechos sean respetados». Por este motivo, tanto Landa como Jone Goirizelaia abogaron por la libre absolución de sus representados. Nuevamente, tal y como ya se ha venido repitiendo a lo largo de las cinco jornadas a través de las cuáles se ha alargado el procedimiento, ambos letrados llamaron la atención sobre la falta de pruebas objetivas que permitan ligar a los acusados con ETA o una estrategia diseñada por la organización armada. «No hay análisis objetivo que permita llegar a una acusación probatoria», argumentó Landa. Frente a ello, lo que propone la Fiscalía -dice la defensa-, es justificar una imputación en base a interpretaciones de documentos realizados «ad hoc» para ilegalizar D3M y Askatasuna.
En esto tienen especial importancia los «peritos» presentados tanto por la Policía española como por la Guardia Civil. Como ejemplo, Landa esgrimió la actuación de estos mismos actores durante el proceso contra Udalbiltza. «Los funcionarios plantean una tesis tras el análisis de diferentes fuentes, todas ellas escritas», señaló. A juicio de la defensa, estas teorías ni siquiera incluyen elementos que, según los jueces, acreditarían una relación con ETA como el nexo económico, rechazado expresamente por uno de los expertos policiales. «La tesis queda reducida a coincidencia o adhesión a objetivos políticos», certificó Landa.
Escuchas a otros
En la misma línea, Goirizelaia llamó la atención sobre la obviedad de que si los acusados formaban parte de una misma estrategia, debería de haber quedado acreditado en reuniones. Algo que no ha ocurrido. De hecho, los «peritos» llegan a presentar como prueba de esta planificación común la existencia de papeletas de D3M una vez que la plataforma fue ilegalizada. Un hecho con el que los imputados no pudieron tener ninguna relación ya que se encontraban encarcelados.
Presentar avales o firmar a favor de plataformas que luego serían ilegalizadas ha sido presentado como prueba, lo que llevó a Goirizelaia a plantearse que «tendrían que estar sentadas todas las personas participantes en procesos» registrados entre 2003 y 2009. De hecho, en el sumario aparecen unos 200 nombres a los que posteriormente no se imputa. Una circunstancia todavía más evidente en el caso de personas que estaban siendo objeto de escuchas que llevaron a los imputados pero que no se citaron.
El fin del juicio abre la incógnita de si el Estado seguirá aferrándose a la teoría del «todo es ETA», o modificará sus planteamientos con una absolución.
El perito traductor ha detectado más de 25 erratas en uno de los documentos, otras 25 en otro y más de un centenar en un tercero. No se han presentado varios números de «Zutabe» que se mencionan en las traducciones policiales.
Los imputados rompieron a aplaudir cuando el fiscal anunció que Fernando Antia y Aitor Liguerzana quedaban fuera del proceso. Este último, en prisión por otra causa, recibió el calor de acusados y allegados cuando era trasladado en el furgón.
Seis años y cinco meses para Amparo Lasheras, Arantza Urkaregi, Elisabeth Zubiaga, Iker Rodrigo, Imanol Nieto, Agurtzane Solabarrieta, Hodei Egaña, Unai Berrostegieta y Zuriñe Zorrozua. Y cinco años para José Antonio Munduate y Xabier Isasa.
Izquierda abertzale, Aralar, Alternatiba y EA comparecieron ayer ante los medios para afirmar que «si se ha de hacer justicia» en este proceso, «la absolución es la única sentencia posible». Por ello, pidieron «que las 13 personas encausadas queden en libertad y que pare definitivamente esa maquinaria judicial de ilegalizaciones y castigos políticos».
En una rueda de prensa en Donostia, Amaia Agirresarobe de Alternatiba y Aser Lertxundi de Aralar, acompañados de representantes de la izquierda abertzale y EA, denunciaron el «carácter totalmente político» del proceso seguido en la Audiencia Nacional contra los acusados de D3M y Askatasuna. Resaltaron que ha sido un juicio «sin pruebas» y «sin delito» que ha pretendido castigar penalmente «el trabajo político y el derecho al libre sufragio». «Una vez más nos hallamos ante una gravísima vulneración de los derechos democráticos».
Agirresarobe y Lertxundi apuntaron que el juicio contra D3M y Askatasuna supone «una prolongación de las políticas de ilegalización» que resulta «incomprensible para la mayoría social de este país y la comunidad internacional», más aún teniendo en cuenta el «nuevo tiempo político». Sostienen que este debe ser el último proceso por estas causas, pues es hora de «desactivar los juicios, los castigos políticos y todas las políticas de excepción», porque «es tiempo de diálogo y soluciones».
Por su parte, el sindicato STEE-EILAS también exigió la libertad inmediata de los encausados, entre los que se encuentra su compañera Arantza Urkaregi, a la que, «frente a la injusticia», le ofrecieron su solidaridad en tan «duros momentos». GARA
Con el apoyo de Bildu y PNV, la abstención del PSE y la no participación del PP, la Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Donostia aprobó ayer una declaración en la que exige la puesta en libertad de los condenados por el «caso Bateragune».