Animal político y bestia mediática, así definen al joven de 21 años Gabriel Nadeau-Duois, portavoz de uno de los principales sindicatos estudiantiles de Quebec (Canada), CLASE.

En casi cuatro meses de protestas estudiantiles en el enclave por la intención del Gobierno de subir las tasas de las matrículas y una nueva ley impuesta que limita la libertad de manifestación, el joven de Montreal se ha convertido en uno de los más mediáticos de Quebec, reclamado por todos las cadenas por su brío y sorprendente capacidad para no ceder ante las exigencias del Gobierno.

Pero todo tiene su precio. Nadeau-Dubois recibe amenazas de muerte todas las semanas, nunca camina solo y siempre cuenta con «militantes más fornidos» que él como escolta en las manifestaciones a las que acude.

Un verdadero prodigio salido de la nada para muchos. «Algunas personas dicen que es más elocuente que muchos ministros. Parece un político nato. Nosotros no lo conociamos antes de esta crisis» dice Antoine Robitaille, periodista del diario de Montreal «Le Devoir».

«Los otros dos líderes estudiantiles», el de FEUQ -Federación de Estudiantes Universitario de Quebec- y de FECQ - Federación de Estudiantes Colegiados de Quebec-, «también son sorprendentemente elocuentes. Pero yo diría que este es el Daniel Cohn-Bendit de entre los tres».

Él niega la caracterización de «leninista» o «revolucionario» con el que algunos ministros tratan de insultarle en él, recordando que el conflicto lo tienen con el movimiento estudiantil y con CLASE. Nadeau-Duboi subraya además, que el aumento en las mátriculas «es solo un ejemplo de una serie de medidas neoliberales, austeras y privatizadoras» lanzadas por el Gobierno.

También sostiene que él no es el «líder» de su organización, sino «su portavoz» y hace hincapié en la noción de «democracia directa» que caracteriza al sindicato CLASE y que, a diferencia de los otros dos sindicatos, no tiene presidente, solo un comité elegido para las negociaciones.

Considera además que son los mismos medios de comunicación y, sobre todo, el Gobierno, quienes le han otorgado este estatus que no le pertenece, con el fin de «marginar a CLASE para impulsar su imagen de una organización muy radical».

«El ministro de Seguridad Pública de Quebec me dijo que podía arrestarme, han buscado en todos los rincones de mi pasado y han tratado de responsabilizarme de actos de violencia. Han ido muy lejos» dice enfurecido.

Hoy en día es uno de los protagonistas clave en las negociaciones en curso entre los sindicatos estudiantiles y el Gobierno, pero admite estar un poco «sobrepasado» por la envergadura del movimiento estudiantil. Su recorrido militante comenzó desde muy joven.