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rAimundo fitero

De tapas

Proliferan los absurdos. Las cosas del querer siempre fueron rijosas. Las del dinero mafiosas. Las políticas sospechosas. Llevo días soliviantado ante el caso Carlos Dívar, un señor que cena con velitas en un hotel marbellí con otro señor para resolver asuntos que asegura son de interés general del Consejo Superior del Poder Judicial que preside. Estos señores tan de derechas y con tan altos cargos conseguidos por digitalización partidista adquieren capacidades de abstracción bastante imponentes. Cargan a la cuenta general sus asuntos personales íntimos. Están acostumbrados a vivir en un gratis total constante a cargo del Estado. Y como son ejemplares en cuanto a malgastar dinero público sin consecuencias penales que es uno de los signos del poder, se sienten protegidos por el actual simulacro de gobierno.

Ahora se estilan los menús de tapas, muchos platos convertidos en degustaciones y muestrarios. La vida se fragmenta. La televisión se alimenta de estas píldoras. ¿Cómo se puede creer nada de lo que sucede en Siria si todo lo que se nos ofrecen son diez segundos de unos supuestos bombardeos, y nos ofrecen unos humos lejanos y una locución demasiado sesgada? ¿Alguien se acuerda de la gran mentira Libia? Acaba de decir un estudioso universitario que participa en muchos centros dedicados a saber de ciertas cosas secretas que el noventa por ciento de las páginas y foros de internet en donde se debate sobre asuntos de lucha armada, actividades rebeldes, etcétera, son creadas por el FBI. Ojo al dato.

Pero la última muestra de la interrelación de la televisión y los poderes es que aseguran que en Guantánamo torturaban a los presos con canciones de Barrio Sésamo. La cosa no tiene ni pizca de gracia. El blanco de las paredes, el blanco sonoro de la ausencia total de ruido, la luz perpetúa con la que machacaron en las cárceles alemanas a miembros de la Fracción del Ejército Rojo, conocida como Baader-Meinhof, se convierte en el caribe en reiteración de canciones idiotas, infantiles, en triturar las neuronas, en introducir en cuerpo orientales venenos occidentales. Auténticas armas de destrucción masiva en aplicación individual. Esto sí que es terrorismo.

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