BOBADAS ALPINAS | Kike de Pablo, alpinista
Very British
No sé que tal andan los británicos de entusiasmo con sus Juegos Olímpicos, pero sus cosillas ya andan haciendo para animarse. Resulta curiosa la relación que tienen con la tradición alpina en estas islas de escaso relieve y para ponerlo en evidencia ahí tenemos a Chris Bonington (Sir Chris) paseando la llama olímpica en su periplo por el país. Impecablemente vestido de blanco, con rayas del pantalón perfectamente planchadas, exultante entre numerosos seguidores en la cumbre de Snowdon (1.085 m.), la montaña más alta de Gales y «la más alta de la isla fuera de Escocia», eso sí, entre banderas verdiblancas con el dragón rojo de Cymru (Gales, en idioma propio). Y para completar este tipo de evocaciones, el alpinista británico Kenton Cool alcanza en mayo la cumbre del Everest llevando, especie de ofrenda, la medalla de oro que, de forma excepcional, fue concedida en los Juegos Olímpicos de invierno de 1924, a la expedición británica al Everest que en 1922 llegó hasta unos 500 m. de la cumbre. En este temprano reconocimiento del alpinismo por el movimiento olímpico, uno de los miembros de la expedición del momento, el teniente coronel Edward Strutt prometió que la medalla de oro alcanzaría un día la cima tan ansiada. La medalla llevada a la cumbre pertenece al nieto de uno de los miembros de la expedición del 22, Arthur Wakenfield, entregada a Kenton para que se cumpla la promesa 88 años después, y ¡qué mejor momento publicitario que en el año de la celebración olímpica en Londres!