Imágenes opuestas en Madrid y Donostia
Prácticamente al mismo tiempo en que Mariano Rajoy, obligado por las críticas recibidas tras haber delegado en su ministro de Economía el trago de anunciar el rescate de la banca española, comparecía en Madrid para dar más detalles de la intervención europea, en Donostia se presentaba ante la sociedad Euskal Herria Bildu, marca electoral con la que la izquierda soberanista va a concurrir a los próximos comicios. A simple vista, dos actos sin ningún elemento en común más allá de la coincidencia temporal, pero que tienen la virtud de reflejar dos realidades tan diferentes como la que hoy se viven en este país y en el Estado español.
Tanto la rueda de prensa que el sábado dio Luis de Guindos como la que ayer, a regañadientes, ofreció Rajoy, estuvieron marcadas por un ambiente de alarma general y el gesto crispado de ambos protagonistas, imposible de disimular por mucho que forzaran sonrisas y utilizaran todo un arsenal de eufemismos para hacer pasar el rescate por lo que no es, una buena noticia. Después de engrosar la lista de estados que han tenido que recurrir a los fondos de la UE, con el coste que eso supone y que aún no han explicado, el líder del PP es consciente de que a la profunda crisis económica se le suma una crisis no menos importante: política, institucional y de proyecto. No es la economía la única causa de incertidumbre respecto al futuro del Estado.
La situación económica tampoco es buena en Euskal Herria. El impacto de la crisis y la gestión de Lakua e Iruñea, así como la influencia que en nuestra economía tiene la situación del Estado español, han llevado a este país a un punto muy peligroso. Sin embargo, el «estado de ánimo» en el ámbito político es diferente, y la percepción de que este país está alumbrando un nuevo futuro está cada vez más extendida. Frente a la descomposición que se observa en la vida política española, aquí, por encima de las dificultades existe una sensación positiva de cambio. Y EH Bai nace de ese mismo clima, con el objetivo de conducir a este pueblo a un nuevo tiempo más alegre, más democrático. Muy diferente al que ofrecen Rajoy y el Estado que preside.