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Roland Garros

Nadal y Djokovic acabarán hoy

La lluvia obliga a aplazar la final por segunda vez en la historia con 6-4, 6-3, 2-6 y 1-2 para el español y saque del serbio.

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Miguel LUENGO (EFE)

El ganador de la 111 edición de Roland Garros no se conocerá hasta hoy, si la lluvia lo permite, tras suspenderse ayer la final cuando Rafael Nadal dominaba a Novak Djokovic por 6-4, 6-3, 2-6 y 1-2 después de tres horas de lucha. Hace 39 años se produjo la última suspensión de la final y el partido acabó un martes (5 de junio de 1973), con victoria del rumano Ilie Nastase sobre el croata Niki Pilic.

Nadal dispuso de una gran oportunidad, pues llegó a dominar por 6-4, 6-3 y 2-0 para acabar ganando su séptimo Roland Garros, y el tercero sin ceder un set (2008 y 2010). Pero al final, aunque con ventaja todavía del tenista balear, el marcador reflejaba un curioso doble empate 15-15 en juegos y 97-97 en puntos ganados.

El encuentro había comenzado con otro curioso escenario. Habitualmente el equipo del mallorquín se sienta a la derecha del palco principal. Esta vez, la jerarquía de Djokovic mandó, y fueron los serbios los que ocuparon ese lugar, desplazando a la izquierda al equipo técnico y familiares de Nadal.

El primer duelo entre los actuales números uno y dos en la final de París tendrá, pues, dos actos. En el primero de ellos, el juez árbitro del torneo, el sueco Stefan Francsson decretó la segunda y definitiva suspensión después de que Djokovic hubiera enganchado ocho juegos consecutivos, y Nadal ganase su saque con un servicio directo y una buena derecha, en el tercer juego del cuarto parcial.

En la final de Hamburgo de 2007, el suizo Roger Federer había endosado diez juegos consecutivos a Nadal, (2-6, 6-2 y 6-0) para romper su racha de 81 victorias seguidas en tierra. Djokovic estuvo muy cerca de igualar el récord de Federer.

Francsson le comunicó a Nadal el aplazamiento, y al español no le sentó nada bien, después de recuperarse algo de la reacción de Djokovic. «La pista estaba igual hace una hora y no hemos parado», se le escuchó decir al de Manacor.

Hasta entonces, la desesperación se había recreado en los dos jugadores. Primero en Djokovic, que justo antes de la primera suspensión (6-4 y 5-3) había destrozado su asiento en la pista con un tremendo raquetazo, desquiciado tras perder por quinta vez su servicio.

La acción conllevó una advertencia del juez de silla francés Damien Dubois, y una tremenda pitada por parte del público, hasta ese momento dividido entre los dos jugadores.

La rabia e impaciencia inundaban al serbio que a cada bola que fallaba se giraba a su banquillo para expresar su enojo, porque no encontraba la fórmula mágica para mantener su servicio indemne.

Lanzamiento de raqueta

Una frustración retratada en sus gestos y en sus dudas, escenificada con el incidente anterior, y con otro en el que lanzó su raqueta con furia, y para despistar al árbitro fue a cambiarla simulando que se había roto, y terminó empuñando luego la misma. Nadal tuvo un comienzo de partido casi perfecto, con 3-0 y una bola de 4-0, pero luego cedió su servicio dos veces. Su mejor virtud fue no desfallecer ante este bajón, y romper de nuevo en el 4-3 para ganar este primer parcial en 58 minutos.

El drama de Djokovic se acentuó en la segunda cuando de nuevo perdió su primer servicio. Su malestar crecía y aunque colocó a Nadal tres globos espectaculares, remontó un 2-0 y se situó dominando 3-2, no se sentía seguro con el servicio. El tenista serbio perdió su saque en el séptimo, y las astillas de su asiento saltaron a la pista después de destrozarlo utilizando la raqueta.

De vuelta a la pista tras la lluvia Nadal le rompía de nuevo para marcar el 6-3, y empezar como en los otros sets, dominando por 2-0.

Pero algo en el interior de Djokovic comenzó a funcionar. El aliento de sus padres Srdjan y Dijana en las gradas surtió efecto, y Nadal sufría porque la bola se había hinchado por la humedad y no podía golpearla como a él le gusta. Nole le rompió el saque tres veces seguidas, ganando seis juegos consecutivos para de esta manera conseguir llevar su primer set al marcador.

La lluvia caía, Djokovic se resbalaba dos veces, pero el serbio sacaba fruto de su recuperación mientras la desesperación había cambiado ya de bando. «No puedo levantarla, la bola está hinchada», decía Nadal a su banquillo tras encajar el octavo juego consecutivo.

Segundo acto

El segundo acto comenzará hoy a las 13.00. La organización del torneo comunicó que no devolverá el dinero, pero tampoco se pondrán entradas a la venta y el público podrá entrar con el mismo billete de ayer. El último parte avanza que hoy en París habrá algunos chaparrones por la mañana y al medio día y tormenta por la tarde-noche.

Nadal conservará el número dos del mundo si vence, y con este resultado tendría además garantizado su participación en la Copa Masters de Londres. El séptimo título de Roland Garros le serviría para adelantar al sueco Bjorn Borg, e igualar con Pete Sampras, único hasta ayer en ganar siete veces en otro grande, en Wimbledon.

Djokovic, por su parte, intenta completar los cuatro títulos del Grand Slam de manera consecutiva. De momento, nunca ha conseguido ganar el único grande que se disputa en tierra.

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