Cuando nada parece imposible en Nafarroa, es momento de clarificar las apuestas
La situación política en Nafarroa ha llegado a un punto en el que ningún futuro aparece hoy por hoy imposible. La crisis de Gobierno entre UPN y PSN ha nacido de una poderosa ola de protestas sociales contra los recortes y contra el seguidismo de sus dirigentes a las políticas de Madrid, que se ha topado con una contestación inasumible para uno de los dos actores de la coalición. Esa crisis, en definitiva, la ha abierto la sociedad movilizada y constituye todo un mandato a la clase política. Una invitación que permite pensar a lo grande, salir de trincheras y traspasar fronteras mentales, de modo que la posibilidad de un nuevo punto de partida, sustentado en el consenso, debería ser la referencia.
En ese escenario, sin embargo, es necesario que todas las opciones clarifiquen su apuesta. La coalición Geroa Bai ha presentado sus cartas, y aunque un reparto de poder a medias entre el PNV y Zabaltzen puede hacer de la indefinición virtud, lo cierto es que su música tiene sobre todo acordes jeltzales. Uxue Barkos tiene respaldo y peso, pero el rumbo de la coalición será marcado en los parámetros que fija la estrategia del PNV, que en los últimos años ha sido más afin a la diseñada en Moncloa que a la defendida por la ciudadanía.