Más de un centenar de retazos testimoniales para conocer a Ismael Fidalgo
A los dos años de su muerte, el Museo de Las Encartaciones rinde homenaje a Ismael Fidalgo, el pintor de zonas mineras, de rincones, de paisajes, de acantilados y de bodegones, que nació en Sopuerta y quien, tras dejar huella en el valle de Baztan y entre todos los artistas que le rodearon, se despidió en Trapagaran. Más de cien cuadros y una treintena de obras en papel conforman «La aventura de un pintor expresionista», que se inaugura mañana en La Abellaneda.
Ane ARRUTI | SOPUERTA
«Lo importante de un artista es conocerle y la mejor manera de conseguirlo es a través de sus obras», expresó ayer Xabier Sáenz de Gorbea, profesor de la UPV recientemente galardonado con el premio Gure Artea y uno de los coordinadores de la exposición «Ismael Fidalgo (Sopuerta 1928-Trapagaran 2010), la aventura de un pintor expresionista» que, a partir de mañana y hasta finales de año, permitirá conocer, en gran medida, a uno de los mayores exponentes de la pintura de Euskal Herria de la segunda mitad del siglo XX. El equipo de la exposición lo completan Amalio García, amigo de Fidalgo y ambos socios en tiempo pasado de Aleen Elkartea (asociación que lleva el nombre del barrio en el que nació el artista), y José Antonio Martínez Liceranzu, sobrino del artista y profesor de la UPV, quienes ayer participaron en la presentación en Sopuerta junto con la presidenta de las Juntas Generales, Ana Madariaga, y el director del museo, Javier Barrio.
La familia y sus más cercanos amigos han conseguido reunir más de cien óleos y cerca de una treintena de dibujos, cartas decoradas, recortes de periódicos y fotografías que ofrecen una visión global de la trayectoria de este artista que comenzó a pintar en 1947 cuando trabajaba como jardinero y pintó... un invernadero. Ese sería el valor que le caracterizaría durante el resto de su vida: la capacidad de convertir en obra de arte espacios, rincones o personas que pasan desapercibidas a primera vista.
«Su obra está divulgada y sobre todo está en los hogares de los trabajadores», destacó Amalio García. «Él huía del mercado y la gente tiene sus obras como un tesoro», añadió.
En sus primeros óleos, comenzaría con un estilo más cercano al impresionismo y continuaría en la línea del fauvismo, con bodegones de vivos y potentes colores. Ejemplo de ello es el bodegón que ganó el Premio Studio en 1949, uno de los más importantes de la época. Más tarde, «las frutas y las flores de las naturalezas muertas adquieren una rara y enigmática ensoñación metafísica».
Junto a estos primeros cuadros, un imponente óleo de grandes dimensiones preside la exposición. Es el mural de la iglesia Santa Barbara de Larreineta, en el que aparecen cinco mineros en su día a día, obra que realizó conjuntamente con su amigo Ángel Aja en 1990.
En aquellos años del franquismo, Fidalgo fue contemporáneo de Agustín Ibarrola, Norberto Ariño de Garay, Ricardo Toja o Blas de Otero, y mantuvo una estrecha relación con el oriotarra Jorge Oteiza. Estuvo muy unido a Enkarterriak, Ezkerraldea y la Zona Minera. Muestra de ello son los óleos sobre lugares fabriles, «signos de vida que están varados como las embarcaciones en la ría. Panoramas sacudidos por el febril tiempo de las minas y las industrias. Deteriorados edificios que hablan de un esfuerzo compartido», describen los carteles que guían en este itinerario.
Los postes de electricidad en medio de la naturaleza son otro motivo recurrente de Fidalgo, «unos signos verticales cuyos cables recorren los caminos y transforman los paisajes».
Rincones de Baztan
En su estancia en Baztan, Fidalgo introdujo «aires nuevos y modernos en el panorama artístico del entorno», señalaron, pero también el valle navarro sirvió de inspiración al vizcaino, como queda reflejado en sus óleos con rincones de Erratzu o el edificio Txokoto de Elizondo de la década de los cincuenta. También pinta rincones de Poza de la Sal o Frías en Burgos o tres óleos de la Casa Zenekorta de Gallarta. Los acantilados y las minas a cielo abierto son otros de los motivos.
La muestra recoge también un autorretrato y retratos que hizo a su mujer Consuelo Martínez y a otros amigos como Amalio García. Él también fue modelo para otros artistas como, por ejemplo, Juan Prieto, quien realizó varias caricaturas en papel en 1960. Pero Fidalgo no solo fue modelo para obras. La escuela que creó en Baztan y que sigue al mando de Tomás Sobrino es una muestra de ello.
Además, la exposición se completa con dos documentales -uno más extenso y el segundo en modo de resumen- con entrevistas realizadas a compañeros suyos como Agustín Ibarrola, Ricardo Toja, Ángel Aja, Javier Collado... Y, por su parte, Sáenz de Gorbea está realizando un inventario de toda la obra del artista.
Fidalgo fue conocido como «el pintor de las minas», pero su obra comprende desde paisajes y rincones de Baztan o Burgos, hasta bodegones y retratos. La exposición se podrá visitar hasta finales de año.