eurocopa 2012 | Balance
Más emoción que juego y algún chasco
Llegan los cuartos sin un favorito claro, Portugal de tapado y ningún jugador destacado. Lo peor, el fracaso de una «Naranja mecánica» averiada.
Joseba VIVANCO
«Hay que celebrar cada triunfo como si fuera el último. Para llorar ya habrá tiempo», invitó el seleccionador uruguayo Óscar Tabárez en el Mundial de Sudáfrica donde su país alcanzó el tercer puesto. Una máxima que a buen seguro habrá firmado cada uno de los ocho combinados nacionales clasificados para cuartos de esta Eurocopa, y es que en el ecuador de la competición, y cuando a partir de ahora todo se juega a cara o cruz, a vida o muerte, nadie parte como favorito indiscutible, más allá de una Alemania que no aplasta pero huele a finalista; de una España que tiene en la desconcertante Francia su particular Rubicón en cuanto a resultados, pero también en cuanto a juego; de una Inglaterra que no entra en las apuestas, o de una Portugal que quién sabe si puede ser la verdadera tapada de esta Euro.
Si por un hecho es seguro que esta Eurocopa será recordada -amén de por el sofocante calor y las tormentas de rayos y truenos- es por la masiva afluencia de público a sus espectaculares estadios. La media de espectadores -situada hasta ahora en 43.491- es la mejor de la historia desde que hay 16 países participantes. Lo malo es que sus dos anfitriones se han quedado fuera a las primeras de cambio. Curiosamente, hasta la edición de 2008, 22 de los 23 anfitriones de Mundiales y Euros habían superado la fase de grupos y, desde entonces, han caído todos. Si a eso le sumamos que irlandeses y suecos, los más numerosos en la grada, se han ido a casa...
Por ahora, también está siendo una Euro con más emoción que buen juego, porque ni siquiera las selecciones que llegaban a Polonia y Ucrania con la vítola de favoritas han destilado excesiva creatividad. El primer partido de la luego frustrante Rusia, el equilibrado choque entre España e Italia, el partidazo de Portugal ante una averiada Naranja mecánica... han sido de lo mejor a nivel colectivo, que no ha sido mucho.
Los detalles de una Euro
A falta de duelos que grabar y guardar, nos tenemos que quedar con los detalles. Los golazos de los `malditos' Ibrahimovic o Balotelli, las `gambetadas' de Iniesta o Silva, los paradones de Casillas, Cech o Piatov, el -por fin- partidazo de Cristiano Ronaldo con su selección, los acordes violinistas de un entonado Karim Benzema, el inagotable hambre goleador de `Super' Mario Gómez, la reivindicación de Khedira, el descubrimiento del trío de lanceros polacos del Dortmund, el sitio junto a los dioses en la Acrópolis ganado por el `Leónidas' Karagounis... Y, si nos apuran, los calzoncillos publicitarios del danés Nicklas Bendtner o el `tapón' made in NBA de un compañero en la mismísima boca de un díscolo Balotelli peleado contra todos.
Son algunos de los retazos con los que se confeccionará el álbum de esta Euro 2012, en la que cabe confiar en que lo mejor esté por llegar con los cruces directos. Está siendo una competición en que los apostantes lo tienen difícil. Holanda llegaba lanzada y lo único que se ha ganado es un `plan renove' de un equipo con los dos máximos goleadores de la Premier y la Bundesliga, pero con la peor defensa posible, de ahí esos raquíticos dos goles a favor y cinco en contra. Una Holanda que, como alguien ha sintetizado, ni juega, ni seduce, que esto último es histórica y futbolísticamente lo peor. Junto a Rusia, el otro gran chasco después de ganarse todo tipo de halagos en su debut.
¿Cuestión de saber competir? Es probablemente lo que le ha faltado a la ilusionante, alegre y atrevida Polonia. Como alguien escribió estos días sobre los anfitriones, «la crueldad de quien trata de exponer fútbol alegremente, pero no interpreta los escenarios que se dan a lo largo del partido. La crueldad de quien se divierte en el inicio para acabar llorando». También Ucrania, a su manera, lo intentó, valiente, pero inocente en momentos puntuales que la dejaron fuera, aunque nos dejara nombres como sus alfiles por banda Yarmolenko y Konoplyanka, o la despedida internacional de uno de los mejores arietes de los últimos quince años, Andrey Shevchenko.
No defraudó el previsible juego de Irlanda; Croacia dio la cara hasta el final y se fue echando pestes de su particular `Byron Moreno' -el árbitro ecuatoriano que `dejó' a la España de Camacho fuera del Mundial de Corea y Japón-; esperábamos algo más de la voluntariosa y solvente Dinamarca; incluso su vecina Suecia se quedó fuera demasiado pronto, a pesar de reivindicarse tarde con su victoria ante Francia, y seguro que su `jefe' Ibrahimovic volvió a marcharse enfadado con el mundo, a pesar de no haberlo hecho tan mal.
Mucho gallo, pero poca cresta
En el otro extremo, una Alemania de la que algunos opinan que tiene menos brillo que la de 2010, pero más solidez que aquella, y por tanto más peligrosa; una España a la que le ha faltado profundidad y lucidez mental en algunos jugadores clave, pero que de sortear los cuartos puede meter la directa a la final; Italia y su siempre saber estar, enganchada al gran Antonio Cassano, a pesar de los experimentos fallidos de su técnico Prandelli; una Francia repleta de exquisitos mosqueteros pero inmersa en un mar de dudas; o una Inglaterra que ni con el regreso del `tupé' de Wayne Rooney deja de sumar más defectos que virtudes, y eso a pesar del récord de tres asistencias de gol del capitán Steven Gerrard, aunque el equipo solo ha sumado 15 tiros a gol en tres partidos.
Algún escalón por debajo de ellas, la República Checa, que probablemente hasta aquí ha llegado; la agradable o desagradable sorpresa de la titánica Grecia, y su misión imposible de mañana ante los de Joachim Löw; y Portugal -mucho cuidado con ella-, con los rocosos Meireles-Veloso-Moutinho en la medular, veremos si la de un enchufado Cristiano Ronaldo como estilete -ningún jugador en la historia de la Euro había rematado tantas veces en un solo partido como el luso ante Holanda-, y con una de las mejores defensas del campeonato.
Ninguna selección ha destacado sobremanera, como tampoco ningún futbolista se puede decir que se haya erigido ahora mismo en la estrella de esta Eurocopa. Dicen que está siendo la competición en la que se están reivindicando jugadores que esta temporada lo han pasado mal en sus equipos, como Fernando Torres o Khedira, pero esta Euro está sirviendo para que algunos orfebres como Iniesta, Silva o Navas, el Principito francés Nasri o su compañero el urraca Cabaye también asomen la cabeza.
Han dejado buen sabor de boca algunos jugadores ucranianos, qué decir de los polacos y su trío de `alemanes' -incluido un Lewandowski que tanto nos recuerda a Van Persie-, el descubrimiento de un enorme central como es el alemán Mats Hummels, o algunos destellos de un jugador aun por explotar como el ruso Alan Zagoev.
A partir de hoy llega lo bueno, donde se impone el juego colectivo pero resuelve la individualidad. El 1 de julio, la solución.
136 pases, 127 de los cuales encontraron receptor, es el nuevo récord de la Eurocopa establecido por Xavi ante Irlanda, rebasando la marca de Ronald Koeman, que llegó a los 117 durante el duelo de semifinales de la edición disputada en 1992.