Después de tres detonaciones, el Grupo de Intervención de la Policía Nacional (GIPN) francesa asaltó la sucursal bancaria en Toulouse donde un hombre que dijo pertenecer a Al-Qaeda había secuestrado a cuatro personas durante cuatro horas y media.

La Policía detuvo al secuestrador, Setih Boumaza, que resultó herido de bala en el vientre durante el asalto, y liberó a las dos personas que seguían retenidas. Las otras dos habían sido previamente liberadas por el secuestrador.

Boumaza resultó herido cuando intentaba salir con uno de los rehenes. Trató de regresar a la oficina, pero fue detenido, según fuentes policiales.

El secuestrador había afirmado actuar por convicciones religiosas y pertenecer a Al-Qaeda, según las mismas fuentes. Pidió a las autoridades que transmitieran a la prensa estos motivos. Otras fuentes precisaron que se trataba de un esquizofrénico que podría haber interrumpido su tratamiento.

El asaltante había entrado en el banco a las 10.10 y se encerró con cuatro personas que se encontraban en el interior, entre ellos el director de la sucursal. Efectuó un disparo aunque nadie resultó herido. Su hermana declaró a la agencia France Press que tiene 26 años y tiene «rabia y miedo hacia el mundo exterior». «No tuvo la infancia que quería tener. Quería dar un golpe. Es una llamada a la ayuda. Es triste para él, pero ahora ha terminado, déjennos tranquilos», añadió su cuñado, al amparo del anonimato.

Esquizofrenia

«La hipótesis más probable es que el tipo está loco, lo que no le hace menos peligroso», declaró una fuente próxima a la operación poco antes del asalto.

En un principio exigió con insistencia dinero a los empleados del banco, pero no fue tomado en serio, tras lo que sacó su arma, dijo la Policía, que afirmó conocer al joven por otros hechos.

Unidades de intervención de Burdeos y Marsella llegaron a Toulouse y establecieron un perímetro de seguridad para contener a los curiosos en un radio de 200 metros en torno al banco. Según testigos, los padres de los alumnos de una escuela cercana recibieron mensajes de texto pidiendo que fueran a recoger a sus hijos.

En cualquier caso, el suceso trajo a la memoria el ocurrido el pasado mes de marzo cuando el joven yihadista francés Mohamed Merah murió en el asalto policial. Además, el secuestro se desarrolló a 500 metros del inmueble donde se atrincheró Merah cuando murió por disparos del Raid, la unidad de élite de la policía francesa.

Merah, un joven francés simpatizante de Al-Qaeda había matado a tres soldados, a un rabino y a tres niños judíos en Toulouse y Montauban entre el 11 y el 19 de marzo.

Críticas en el «caso Merah»

El «caso Merah» sacó a la luz las lagunas del contraespionaje francés, criticado por no haber tomado en serio a un hombre que había viajado a Pakistán y Afganistán. Las muertes supusieron un fuerte impacto en el Estado francés. En plena campaña electoral, el expresidente Nicolas Sarkozy lo consideró un «trauma» para el país «un poco comparable» al 11-S para EEUU.

En un vídeo difundido en YotuTube, un imán de Toulouse, Abdelfatah Rahaui, lanzó una advertencia a los jóvenes musulmanes para no dejarse implicar como Mohamed Merah en la acción violenta por «una lectura errónea del Islam o por algunos fanáticos».

Pero, además, el «caso Merah» también ha suscitado críticas hacia el Estado francés por parte de la familia del yihadista. El padre denunció a los cuerpos de élite de la policía RAID, y su abogada aseguró que Merah fue «liquidado» por las autoridades francesas y aseguró tener dos vídeos en los que proclama su inocencia ante los policías.

Según la abogada, Merah fue utilizado por los servicios secretos franceses y su muerte intentó que la verdad no saliera a la luz.