La cumbre Rio+20 arranca con bajas expectativas
La cumbre Rio+20 sobre desarrollo sostenible, considerada una nueva oportunidad para impulsar un acuerdo mundial que frene la degradación ambiental y combata la pobreza, arrancó ayer con bajas expectativas y entre fuertes críticas de ambientalistas y sindicatos al texto final acordado.GARA |
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, inauguró ayer en Río de Janeiro la cumbre Rio+20 sobre desarrollo sostenible, la mayor jamás celebrada en la historia de la ONU. Desde la Cumbre de la Tierra de 1992, que adoptó compromisos para hacer frente al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desertificación, «el progreso ha sido demasiado lento. Ahora tenemos una segunda oportunidad. Estoy satisfecho de que las negociaciones han llegado a una conclusión satisfactoria. (...) Un histórico acuerdo está al alcance», constató Ban.
«El mundo está observando si las palabras se traducen en acciones, como sucederá. Rio+20 no es un final, es un comienzo. Es hora de que todos pensemos globalmente y a largo plazo, empezando aquí, porque el tiempo no está de nuestro lado», añadió.
«Estoy confundida y enojada por el estado del mundo; quiero que esto cambie. ¿Están aquí para salvar su imagen o salvarnos a nosotros?», preguntó Brittany Trifold, una neozelandesa de 17 años que con su discurso en la ceremonia de apertura buscó inspirar a los líderes y alentarlos a tomar acciones concretas que beneficien a la humanidad.
Un total de 86 jefes de Estado y de Gobierno participarán en la cumbre, que se extenderá hasta mañana. Los líderes mundiales o sus representantes de 193 países tomarán la palabra en estos tres días y prevén aprobar un documento que ya recibió la luz verde de todas las delegaciones el martes, tras meses de intensas negociaciones.
No todos quedaron conformes con el texto, que adopta el concepto de «economía verde», fortalece el PNUMA (Programa de la ONU sobre Medio Ambiente), y lanza Objetivos de Desarrollo Sostenible que comprometerán a los países con metas sociales y ambientales y sustituirán los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, que expiran en 2015.
Pero los ambientalistas y los sindicatos europeos criticaron fuertemente el texto al considerar que «no tiene la ambición necesaria para salvar al planeta o a los pobres» y que se trata de un «resultado mínimo que señala la falta de valentía política» de quienes lo adoptaron.
En el centro de Río de Janeiro, decenas de miles de indígenas, ecologistas y estudiantes exigieron soluciones a los principales problemas de la Tierra.
En la paralela Cumbre de los Pueblos, sindicatos y movimientos sociales lograron un acuerdo para denunciar las causas estructurales de la crisis y las falsas soluciones que los gobiernos y transnacionales ofrecen en la cumbre Rio+20, que debería avanzar propuestas y compromisos para mejorar la justicia social y ambiental, indicó ELA, que ha enviado una delegación.