Errores humanos evitables causaron la catástrofe nuclear de Fukushima
La catástrofe nuclear de Fukushima fue un desastre provocado por errores humanos evitables y no solo por el devastador terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo de 2011. El duro informe de un comité de expertos asegura que el desastre fue resultado de una connivencia entre el Gobierno, los reguladores y la empresa operadora Tepco y denuncia que hubo oportunidades de tomar medidas preventivas y no se hizo.
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El accidente en la central nuclear de Fukushima fue un desastre causado por el hombre, según un duro informe que culpa de lo ocurrido al Gobierno, las instituciones reguladoras y la operadora de la planta, Tepco. «El accidente en la planta de Fukushima Daiichi no se puede contemplar como un desastre natural. Fue un desastre provocado por el hombre que podría haberse previsto y evitado», afirma el informe, resultado de seis meses de investigación de un grupo independiente de expertos creado a instancias del Parlamento de Japón.
Los diez académicos y expertos del sector privado concluyen que el desastre fue resultado de «la connivencia entre el Gobierno, los reguladores y Tepco, y de la falta de autoridad de estos estamentos», que «fallaron en su deber de proteger a la sociedad».
«Pensamos que las causas fundamentales fueron los sistemas de organización y regulación, que se basaron en lógicas equivocadas, sus decisiones y sus acciones, y no un problema de competencia de un individuo en particular», indica el informe.
La catástrofe de Fukushima, la más grave desde el desastre de Chernobil (Ucrania) en 1986, se produjo tras un terremoto de magnitud 9 en el noreste del país, que desencadenó un tsunami en todo el litoral. Una ola de cerca de 15 metros de altura arrasó la central Fukushima Daiichi, sumergiendo los sistemas de enfriamiento de reactores y genera- dores de emergencia situados en el subsuelo.
El comité critica la respuesta de Tepco, de los reguladores y del entonces primer ministro, Naoto Kan, quien dimitió el año pasado tras las críticas por la gestión del desastre. Las autoridades regulatorias, dice, se habían mostrado reacias a adoptar los estándares mundiales de seguridad que podrían haber ayudado a prevenir un desastre en el que los reactores se fundieron, filtrando radiación que obligó a 150.000 personas a abandonar sus casas.
«En general, la Comisión consideró imperdonable la ignorancia y arrogancia de cualquier persona u organización que trate con energía nuclear. Hemos encontrado un desconocimiento de las tendencias mundiales y un desprecio por la seguridad pública», indica el panel de expertos.
«Era vulnerable»
El comité asegura que la dirección de Tepco «era consciente de los retrasos en las obras antisísmicas y las medidas contra los tsunamis, y sabía que Fukushima Daiichi era vulnerable».
«Hubo muchas oportunidades de tomar medidas preventivas antes del 11 de marzo. El accidente ocurrió porque Tepco no las tomó» y los reguladores públicos «lo dejaron pasar», deliberadamente, según el comité, que acusa a la eléctrica de actuar «por interés propio» sin tener en cuenta la seguridad pública.
Tepco siempre afirmó que el accidente había sido consecuencia de un tsunami de dimensiones imprevisibles. El comité denuncia que la operadora descartó «demasiado rápidamente» que el terremoto afectara a los reactores, que en teoría estaban preparados para resistir temblores: «Cabe la posibilidad de que el seísmo dañara los equipos para mantener la seguridad», dice el documento, en el que se piden más pesquisas sobre este tema.
«Eso se asemeja a una excusa para eludir responsabilidades», responde en su informe la comisión, que destaca que «Tepco y las autoridades de regulación estaban al corriente de los riesgos de tsunami y de sismo».
Los investigadores subrayan el deficiente sistema de gestión de crisis del Gobierno, «lento» y poco claro a la hora de informar a las autoridades municipales, lo que se tradujo en «confusión» sobre las órdenes de evacuación.
Tras la experiencia de Fukushima, piden «reformas profundas» en las agencias nucleares, las leyes relacionadas con la energía nuclear y la propia Tepco. «Sustituir a gente o cambiar el nombre a los organismos no va a solucionar los problemas. Hay que resolver las causas de raíz», advierten.
El reactor nuclear número 3 de la central atómica de Ohi, en el centro-sur de Japón, empezó ayer a suministrar electricidad a la red, poniendo así fin a dos meses de parón nuclear en el país. La reactivación de esta unidad tuvo lugar el domingo, entre grandes protestas antinucleares, cuando la Compañía de Energía Eléctrica de Kansai retiró las barras de control que contenían la fisión en el reactor, que el lunes alcanzó el nivel de fisión crítica y ayer comenzó a generar electricidad.
Tokio aprobó el 16 de junio reactivar los reactores 3 y 4 de Ohi, para evitar una posible crisis en el suministro energético. La unidad número 4 entrará en funcionamiento entre el 18 y el 20 de julio. Los 52 reactores nucleares del país fueron parados de forma paulatina tras el accidente de Fukushima.
Ayer, coincidiendo con la reactivación del reactor de Ohi, se conoció que bajo esta central atómica puede haber una falla activa. «Esto significa que todos los reactores de Japón son vulnerables y requieren una adaptación, y pone en tela de juicio la precipitada decisión del gabinete del (primer ministro Yoshihiko) Noda de reiniciar los reactores antes de aprender las lecciones de Fukushima», señaló Jeffrey Kingston, director de estudios de Asia en la Universidad Temple en Tokio.
Pese a la autorización del Gobierno, las encuestas apuntan a que cerca del 70% de la población nipona rechaza la reapertura de las centrales, que antes de la catástrofe de Fukushima suministraban el 30% de la energía utilizada por los 127 millones de habitantes de Japón. GARA
El comité de expertos asegura que los organismos públicos de seguridad nuclear y la operadora «sabían desde 2006 del riesgo de un apagón total en Fukushima Daiichi si un tsunami alcanzara el lugar» y de la posibilidad de daños en el núcleo de los reactores.