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Iruñea ya está lista para que hoy a mediodía estalle el chupinazo
Todo a punto para que las calles de Iruñea acojan el inicio de las fiestas de San Fermín. El trabajo realizado durante las últimas semanas por bares, farmacias, voluntarios y otros establecimientos ha dejado la capital navarra preparada para las fiestas grandes de Euskal Herria.
Aitor AGIRREZABAL | IRUÑEA
La cuenta atrás ha terminado y a partir de las 12.00 horas Iruñea dará el pistoletazo de salida a las fiestas de San Fermín. Sin embargo, para que todo este listo para la celebración, muchos iruindarras llevan semanas de trabajo. Es el caso de colectivos populares, peñas, bares, farmacias, tiendecitas de ropa... que deben tener todo a punto para que nada falle durante estos nueve días. Cada uno trabaja por su lado, pero al final todo parece armonizado para acoger a cientos de turistas y abastecerlos de todo cuanto pidan, principalmente, de bebida.
Ejemplo de ello es Javier Mena, uno de los socios del Mesón de Nabarrería. Para él, «la fiesta comienza el día 6, pero San Fermín un mes antes». El joven hostelero considera clave el trabajo que ha de tener por adelantado un bar en Alde Zaharra antes de que suene el cohete. Situado en uno de los lugares clave de la ciudad, donde dar un solo paso hoy a mediodía resultará más que complicado o un infierno si hay que hacerlo con barriles de cerveza, el Mesón lleva ya varias semanas con los preparativos para que nada falte. «Ese es el trabajo más pesado: hacer números, pedidos... dejarlo todo listo», señala Mena. A partir de hoy su labor se «reducirá» a lo que hace el resto del año: contribuir a que a todo aquel que disfruta de la juerga no le falte de nada. Y dice que se «reducirá», aunque recuerda haber llegado a pasar más de 16 horas detrás de la barra en años pasados.
Para un camarero los nueve días de fiesta suponen más labor de lo normal, pero no se deben preocupar por nada. El día 6 es «su día del año», el día en que más se trabaja y que, por tanto, más caja se hace. «A las 12.00 horas aquí no hay nadie y diez minutos después no se puede dar un paso», apunta en referencia a la gente que se apila alrededor de la fuente que espera cada año a sus saltadores.
Otros bares aumentan su plantel durante las fiestas, pero este no es el caso del Mesón, que pese a ser núcleo de todo lo que se mueva en Iruñea estos días, mantendrá a sus diez camareros, que, eso sí, deberán doblar sus horarios.
Este año, locales que no se dedican a ello podrán vender alcohol de forma regularizada durante las fiestas y en esto sí que todos los bares tienen una opinión común. La medida -mediante la cual el Ayuntamiento se ha llevado un pico- afecta a los hosteleros, pero los bares saben que en días especiales como los que llegan no pueden esperar que todo el mundo acuda a su local. Estas tiendas venderán alcohol a precios más asequibles de lo que se podrá encontrar en un bar, y eso que la mayoría de tabernas, según dicen, mantendrán los precios. Mena ha añadido que no saben durante cuánto tiempo podrán mantener las tarifas. «Entendemos que, con la crisis, no podemos subir el precio, pero algún año tendremos que hacerlo, ya que a nosotros todo nos llega cada vez más caro», señala.
Detrás de todos los establecimientos está la Asociación Navarra del Pequeño Empresario de Hostelería, que se encarga de arreglar la parte administrativa de todos los bares y restaurantes. En los últimos días que preceden a San Fermín su labor se multiplica con los permisos de última hora, que son los que copan las horas de oficina.
Farmacias, hoteles, pisos
No solo los bares trabajan antes de que lleguen las fiestas. Al final de la calle Estafeta se encuentra la farmacia Iturria, que desde hace muchos respira el ambiente de los días previos a las fiestas de la capital de Nafarroa. Al igual que cada año, la venta de tiritas, gasas y todo tipo de artículos que no pueden faltar en el botiquín -tanto de los bares como de las casas de todo aquel que salga por Iruñea- es un no parar. Sin embargo, no todo es repetir la rutina de años anteriores, y es que las farmacias están viviendo unos días especiales con la entrada en vigor del recorte en las prestaciones farmacéuticas, el llamado copago. Si a la cercanía de las fiestas le añadimos las dudas que la medida del Gobierno ha producido en la población, el trabajo que Pello Iturria debe realizar en el número 87 de la Estafeta crece considerablemente. Otro de los cambios ha sido la venta de alcoholímetros. La ley puesta en práctica en el Estado francés a partir del pasado domingo, que obliga a todo vehículo a llevar un medidor de alcohol cuando circule por carreteras galas, ha hecho que se dispare su adquisición. Ya se han agotado.
En cuanto al alojamiento durante estas fiestas, los hoteles están prácticamente completos para el primer fin de semana según la pagina trivago.es, que señaló desde hace días que se ha superado el 90% de ocupación. Iruñea recibirá a la mayoría de sus turistas atraídos por el chupinazo y esto ha provocado que los precios se disparen, llegando a superar los 600 euros por noche. Son las habitaciones más caras las que quedan libres. Según los números que maneja el mismo portal web, si alguien quiere dormir hoy puede encontrar que su factura asciende a 675 euros. Además de los hoteles, los pisos que la gente ha decidido alquilar estos días también parecen haber volado.
Pese al masivo arranque, para los últimos días de San Fermín, la ocupación hotelera no alcanza el 50%y el precio medio se queda en 191 euros. El año pasado, que solo contó con un fin de semana, estas cifras fueron algo superiores.
Peñas, colectivos y voluntarios
Si algo distingue a los sanfermines -además de los encierros y el ambiente en la plaza- es el trabajo desinteresado de colectivos, peñas y voluntarios para hacer que todos disfruten de las fiestas y que también le dan el carácter desobediente y reivindicativo a los sanfermines. Este año, el alcalde ha decidido tirar por tierra el descomunal esfuerzo realizado por Gora Iruñea para hacerse con un espacio propio. Pese a todo, San Fermín no perderá su carácter popular. Las peñas saldrán con sus pancartas y sus txarangas, habrá actuaciones en la calle y, el día 13, los colectivos pretenden realizar conciertos y reivindicar su derecho a que les sea reconocida su labor.
Al final, cuando resuene el chupinazo desde lo alto, todo empezará a andar como una máquina caótica pero engrasada, capaz de abastecer y sobrevivir a una marabunta con ganas de darlo todo.