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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Haciendo propaganda

La detención de Juan Mari Mujika fue acogida con alborozo por la prensa hispana, que se sumaba al afán propagandístico del Ministerio de Interior español.

En “El Mundo”, Ángeles Escrivá comenzaba así su «información»: «Un tipo que ha hecho 20 entregas de material explosivo», y tenía el detalle de añadir «presuntamente», lo cual no era óbice para continuar: «un sujeto que trasladó al menos en tres ocasiones el misil que tenía como objetivo derribar el avión en el que viajaba el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar», e irónicamente le llamaba ciudadano ejemplar, afirmando que ese es el criterio de la izquierda abertzale, la cual criticó la detención, sin calificar a ese ciudadano vasco.

“La Razón” decía que Mujika «se escondía en los ‘taldes de reserva’». También “Abc” aseguraba que el refugiado vasco «se encontraba encuadrado en los ‘taldes de reserva’, a la espera de recibir órdenes de la dirección». Sin embargo, unas líneas más arriba afirmaba que «Mujika no iba armado y llevaba su propia documentación». Otro de Vocento, “El Correo”, titulaba que había sido detenido «el último etarra en libertad del comando que conspiró para matar a Aznar», pero también destacaba que iba desarmado y con documentación auténtica, que en 2008 denunció «haber sido secuestrado por policías españoles» y que la denuncia «fue archivada pese a que la policía gala detectó cuatro móviles españoles en la zona y hora del secuestro», y es que, casualmente, «los titulares de los números no fueron identificados en la respuesta del Gobierno de Madrid a una comisión rogatoria internacional remitida por el magistrado francés».

Por último, “Deia” hablaba de «golpe a ETA» y afirmaba en su editorial que el hecho de que el ministro de Interior español anunciara previamente la detención es una «irresponsable frivolidad», si bien «mide la certeza de la debilidad estructural que padece ETA». Y daba por buena la propaganda del ministro con la que pretende disimular que no sabe cómo hacer descarrilar el proceso: «Las 22 detenciones –un porcentaje altísimo respecto al número de miembros operativos– desde que en octubre declarara el cese definitivo de sus actividades armadas es simplemente la constatación militar de una derrota que se gestó en el plano ético y político». No se diferencia tanto de los anteriores, ¿no creen?

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