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Raimundo Fitero

Empecinados

 

La teoría política de enrocarse porque se tiene la verdad absoluta, bendecida por Dios, en forma de Iglesia católica con Rouco a la cabeza, el Rey, ese Borbón actor que dice que tiene que «currar» cuando debería estar de baja, y el Capital, los bancos que son a los que se están rescatando con dineros públicos para preservar sus piscinas privadas, hacen que estos patrioterismos baratos de los ultras españoles, con una mayoría parlamentaría rota en la calle de manera ostentosa, se empecinen en sus posturas de recortes y ajustes hasta la destrucción total.

Los empecinados están ellos solos aprobando decretos ley injustos e incendiarios con su mayoría de hooligans y bultos sospechosos que aplauden, insultan, vituperan y se esconden bajo el ala de su estulticia mientras se va sabiendo que cobran un plus de desplazamiento y asistencia al congreso aunque vivan en la Moncloa o tengan casa familiar en Madrid. Son la corrupción personificada. Miserables individuos que no tienen categoría para dirigir los designios ni de un equipo de fútbol en su ciudad.

Lo deben estar haciendo muy mal porque a cada media que toman para «joder» a la ciudadanía encuentran una respuesta mayor en la calle, con todos los estamentos sociales afectados saliendo a protestar y de paso la prima de riesgo y el interés de los bonos a diez años, suben hasta lo imposible, sin olvidarnos que la Bolsa baja, es decir que lo que hacen no sirve para quienes les obligan a hacer eso, según su excusa actual, y sin embargo empobrecen a todos, soliviantan a todos y se escucha a gritos la petición de dimisión de este gobierno de hilos de plastilina que han acabado formando estatuas moldeables de ministros melifluos, incapaces, sobrepasados, con cara de susto que no dan la talla, ni por asomo. Excepto Montoro, que se ríe de su sombra. ¿Bebe o viene así de fábrica?

Pero ellos son unos empecinados, creen que aguantando, esta tormenta escampará, y que de aquí tres años, cuando convoquen elecciones, todo será de nuevo Jauja. La pregunta actual es ¿llegarán a comerse los turrones en Moncloa? ¿No los sacará Europa del medio para colocar a alguien más eficaz, para sus intereses y con mejor aspecto?