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Juan Gelman 2012/7/24

¿Por qué mató James Holmes?

Página/12

Es la pregunta que se hacen millones de personas, sobre todo en EEUU, y la respuesta no es simple. Está loco, se podrá decir, pero el frío asesino de 12 personas en un cine de Aurora, Colorado, tiene un currículum universitario brillante(...) Interrogado al día siguiente de la matanza, el rector Timothy P. White señaló que Holmes demostraba «una obvia capacidad intelectual» y era «el top de los tops» de la casa de estudios.

¿Entonces? ¿Fue una ráfaga momentánea de locura? No parece. Las armas que compró a lo largo de meses, el sistema explosivo que instaló en su departamento para guay del que intentase entrar, el disfraz de Guasón en el estreno de una película de Batman hablan de una deliberada y prolija preparación del acto.

(...) Días antes de la matanza, Holmes instaló su perfil en un sitio pornográfico que inició con la siguiente pregunta: «¿Me visitarán en la prisión?» No se pensaba suicidar.

Otros subrayan que la razón de esa sinrazón es la libre venta de armas, largas incluso, en 38 estados de país. (...) Una de las armas que Holmes portaba era un AK-47, cuya venta pública fue prohibida en 1994. Las presiones de la industria de guerra y de la Asociación Nacional del Rifle lograron que la medida se anulara diez años después.

Se estima que 270 millones de armas de fuego están en manos de civiles, que cada año mueren a tiros 30.000 personas y que el número de asaltos a mano armada asciende a 300.000. En realidad, el fenómeno tiene raíces históricas, económicas, políticas, sociales y culturales de larga data. El territorio de EEUU fue creciendo gracias a la persecución y muerte de los pueblos indios originarios y a la apropiación de la mitad de México a punta de fusil.

Las guerras que EEUU ha desatado o en las que participó han contribuido a una mentalidad que el destacado periodista estadounidense Bill Moyers definió así: «La violencia es nuestro alter ego, inscrita está en nuestro cerebro de la Edad de Piedra, sus erupciones tóxicas son tan intrínsecas que ya no perturban, excepto, y momentáneamente, cuando oímos hablar de un acribillamiento masivo como el de Colorado».

La idea de que Holmes fue impulsado por la voluntad de ser un superhéroe, alimentada por las películas y los episodios cada vez más violentos y cada vez más copiosos que se proyectan en salas cinematográficas y en la televisión, tiene su peso.

Roger Ebert, crítico de cine del «Chicago Sun-Times», agrega otro elemento, el del vínculo violencia/información televisiva: «Cuando tiene lugar una tragedia como ésta... la TV repite una y otra vez el mismo fragmento filmado del tirador. En alguna parte, de noche, entre los que miran, no faltará el solitario lleno de ira y agraviado en quien se incuba la violencia... No sé si a James Holmes le importaba mucho Batman. Sospecho que le importaba más verse en los noticiarios».

(...)En la primera audiencia del juicio, James Holmes lucía abatido, cerraba los ojos cada vez que el juez le leía uno de los cargos. Tal vez revisaba las razones de su acto atroz

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