Baloncesto masculino Todos contra EEUU
El paso de la redención a la tiranía de las barras y estrellas
La selección estadounidense solo provoca dudas por su frágil juego interior, la única vía que podrían explotar España, Argentina o Brasil, siempre y cuando tengan un cruce particularmente inspirado.
Arnaitz GORRITI
Tras los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, evento en el que los Estados Unidos conquistó el bronce... y gracias -su seleccionador de entonces, Larry Brown, confesó tras derrotar a España en cuartos de final que «en un play off a siete partidos, no habríamos podido ganarles»-, USA Basketball decidió dejarse de bromas y formó un grupo de estrellas bien entrenadas para recuperar «su» hegemonía.
Tras el bronce de Japón 2006, el Redeam Team conquistó el oro en Beijing 2008, arrasando en casi todos los partidos, aunque debió sacar lo mejor de su juego -especialmente un estelar Kobe Bryant- para superar 118-107 a la selección hispana en una final inolvidable.
Ahora que los dirigidos por Mike Krzyzewski también han recuperado el título mundial -Kevin Durant fue la gran estrella de Turquía 2010-, el combinado de las barras y las estrellas desea pasar de la «redención» al regreso de la tiranía, como en su época entre 1992 y 2000.
Para ello, Coach K y los suyos han vuelto a formar un equipo de ensueño, sobre todo en la línea exterior. Durant, Bryant, LeBron James, Chris Paul, Westbrook, Carmelo Anthony... forman un grupo físicamente inigualable y con una concepción del juego en estático, sobre todo gracias a la querencia por el pase de LeBron, menos egoísta de lo que mantienen los tópicos.
Ese favoritismo lo refrenda su inmaculado balance de partidos preparatorios, con cinco victorias en cinco partidos, sobre todo el contundente 78-100 a España en Barcelona, en el que Carmelo Anthony fue la gran referencia, amén de un acierto en los triples -13 de 22-, que mostró que defender en zona y ya está no es una receta válida ante los actuales Estados Unidos.
Dudas en el juego interior
Sin embargo, tanto Brasil como Argentina pusieron en duda esa «hoja en limpio» de los estadounidenses. Los Splitter, Nené Hilario y Varejao por una parte, y los Nocioni y Scola por el otro, demostraron la debilidad norteamericana en la pintura.
Las bajas por lesión de Griffin, Bosh o Dwight Howard, o la negativa de Bynum, hacen que solo Tyson Chandler ejerza de pívot referencial en el juego estadounidense. El pívot de los Knicks, «defensor del año» en 2012, impone sus 2,16 metros para cerrar el rebote e intimidar, pero en ataque apenas se le busca. Mientras, el pívot de los Wolves Kevin Love no parece contar con muchos minutos y el flamante número uno del último draft, Anthony Davis, es el jugador número 12 para Krzyzewski. Así, Durant, Anthony y LeBron James juegan de ala-pívots, tratando de abrir el campo.
Ante Brasil ganaron por 80-69, pero tras remontar un 17-27, y frente a Argentina, pese a comenzar 19-3, ganaron por un ajustado 86-80. Como bien dijera Nocioni, «acostumbrarnos a su nivel físico nos llevó un cuarto y lo pagamos, pero baloncestísticamente, el nivel es parejo».
Los dos gigantes sudamericanos son los grandes outsiders, siempre y cuando los de Lamas sepan conjugar su falta de banquillo -Prigioni, Ginóbili, Delfino, Nocioni y Scola forman el puntal del «último baile» de la mejor generación argentina-; y los de Magnano sepan amoldarse a los nervios del debutante -Brasil vuelve a los Juegos tras su sexta plaza de Atlanta 96-, y puedan asegurar como mínimo la segunda plaza de su grupo, evitando un cruce mortal en cuartos -que se jugarán el día 8, semifinales el 10 y la final el 12- con Estados Unidos o Argentina.
Mientras, España apura la última opción olímpica de su «generación de oro». Ha mostrado buen nivel, pero Navarro, Rudy Fernández, Marc Gasol y Sergio Rodríguez llegan tocados, y echarán de menos las penetraciones y los pases de Ricky Rubio. No obstante, siguen siendo la alternativa a disputar el oro.
Para ello, los outsiders deberán tener un día inspirado en el tiro, cerrar el rebote y evitar los robos que los Estados Unidos provocan con su presión a toda cancha. Eso, o tiranía al canto.
Podrían dar la campanada y llegar a semifinales, y podrían optar a una medalla de bronce, incluso a la plata -no al oro- en caso de cruces muy afortunados. Son las selecciones de Francia y Rusia -tal vez Australia-, secundarios de un torneo corto y en el que, sin presión y a un partido, ejercen de oficiales dolores de cabeza.
Francia tiene el mejor equipo de esta terna. Con Tony Parker al frente -con su nuevo «look» con las gafas puestas al estilo «Mo» Malone tras una operación en el ojo-, y otros como Diaw, De Colo o Gelabale, imponen su planta física y parecen más centrados que nunca. Su única pega, la ausencia por lesión de Joakim Noah, algo que los perjudica mucho en cuanto a su poder interior.
A Rusia, por contra, le fallan los bases. Shved será el base titular, cuando brilla de escolta, y Ponkrashov y Khostov son sus suplentes... sin casi haber jugado todo el año.
Además, a Kirilenko, Khryapa y demás se les acumula el trabajo tras la baja de Vorontsevich, aunque su exuberancia física y la mano de Fridzon les alcanza para dar un susto -tuvieron a EEUU en jaque en el Mundial-. Sin Bogut, Australia dependerá en exceso de Andersen y Mills. A. G.