Casi 18 millones de electores están convocados hoy en el referéndum sobre la continuidad del presidente, para votar en Rumanía pero también en el extranjero, sobre todo en el Estado español e Italia, donde viven cientos de miles de emigrantes rumanos.

La participación en la consulta resultará crucial, ya que solo será válida si más de la mitad de los electores inscritos votan, según una decisión del Tribunal Constitucional.

El objetivo parece difícil de conseguir, según los analistas políticos, en un país donde la abstención bate récords en un ambiente de desencanto frente a una calase política acusada de ignorar el bien público y de funcionar de forma clientelista.

Para que los rumanos que se encuentran de vacaciones en el litoral del Mar Negro puedan votar se abrirán colegios electorales suplementarios en lugares tan sorprendentes como los restaurantes Pelican, Aurora, o Aqua Magic, una medida que ha hecho que la oposición denuncie el riesgo de fraude.

«Acudan a votar, destitúyanle», proclaman pancartas colocadas en Bucarest por la Union Social-Liberal (USL), la coalición que llegó al poder en mayo y que ha impulsado el procedimiento de destitución del presidente Traian Basescu a comienzos de julio. La USL se ha movilizado con fuerza para intentar convencer al menos a nueve millones de personas de que acudan a votar para destituir a su rival de derechas.

Según los sondeos, Basescu es muy impopular y dos de cada tres rumanos desean que deje la presidencia por su apoyo a las medidas de austeridad y porque los ciudadanos consideran que sus aliados políticos realizan prácticas corruptas.

Aunque la destitución del jefe del Estado está prevista por la Constitución, la forma en la que se ha llevado a cabo ha sido muy criticada por la Unión Europea y Estados Unidos que opinan que el gobierno de centroizquierda ha vulnerado el Estado de derecho. Justo antes de iniciar el procedimiento constitucional contra Basescu, el Gobierno suprimió por decreto el requisito de la participación de la mitad más uno de los electores para hacer efectiva la consulta. Pero en contra de lo establecido por el Ejecutivo, el Tribunal Constitucional declaró necesario este quórum.

Las presiones de la UE obligaron al Gobierno a rectificar y reintrodujo el requisito de presencia en las urnas en una sesión extraordinaria del Parlamento.

Boicot

Basescu y su Partido Demócrata-Liberal han llamado a boicotear el referéndum «para no legitimar un golpe de Estado», una táctica denunciada como «antidemocrática» por sus detractores. Frente a este llamamiento, Crin Antonescu, presidente interino desde la suspensión de Basescu por parte del Parlamento el pasado 6 de julio por supuestas violaciones graves de la Constitución, defendió «el ejercicio del mayor número de ciudadanos del derecho al voto» para «una democracia sólida y duradera»

La salida a la crisis resulta incierta, ya que si la participación no es suficiente, el referéndum será invalidado y Basescu continuará su mandato hasta 2014, pero la cohabitación con la USL será muy complicada.