Revés al Gobierno de Lakua
La Fiscalía no ve delito en los contratos informáticos denunciados por Mendia
La Fiscalía de la CAV ordenó ayer el archivo, por no existir delito, de las «irregularidades» denunciadas públicamente por el Departamento de Justicia en contratos informáticos y que se valoraron en 23 millones de euros.
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
El 7 de febrero, tras el Consejo de Gobierno, la portavoz y titular de Justicia, Idoia Mendia, anunció que el Ejecutivo de Patxi López había decidido trasladar al fiscal las irregularidades detectadas en la contratación informática del Departamento entre 2000 y 2009 y valoradas en 23 millones de euros. Denunciaba públicamente que había trabajos pagados que no se habían realizado, trabajos pagados varias veces y aseguraba Idoia Mendia que había contratos que «no eran sino una justificación formal para obtener financiación». En esta primera comparecencia no se dieron nombres ni de funcionarios ni de empresas, pero enseguida se conocieron al filtrarse informes.
Días más tarde, en el Parlamento, tanto la consejera, Idoia Mendia, como la viceconsejera de Justicia, Victoria Cinto, elevaron el tono de sus acusaciones, añadiendo a las anteriores la de que se «se falta a la verdad en documento público».
Sin embargo, tras escuchar a todas las partes, el fiscal superior del TSJPV, Juan Calparsoro, ordenó ayer el archivo de las diligencias, «por no haberse acreditado hechos constitutivos de delito». No hay delito en la actuación de la ex directora de Relaciones con la Administración de Justicia, Inmaculada de Miguel, ni tampoco en la de la jefa del Servicio de Informática Judicial, Ana Molina. Tampoco hay delito alguno en las actuaciones de las empresas Indra e Ibermática, que eran las acusadas por Lakua. Según explica la Fiscalía, los posibles desacuerdos que pueda haber entre las empresas y la administración tienen «otro cauce de solución que no es el Derecho Penal».
Lo llamativo de esta denuncia es que el Gobierno de Lakua decidió hacer públicas las supuestas irregularidades más de un año después de haber llegado a un acuerdo con ambas empresas, en las que estas se comprometían a terminar los trabajos no entregados, pero el Gobierno les pagaba 5 millones de euros por otras labores realizadas y no consignadas en su momento.
También resultaba sumamente extraño que el Departamento de Justicia, pese a asegurar públicamente que las empresas habían reconocido el cobro de trabajos no realizados, seguía contratando a ambas para nuevas labores e incluso se les concedían subvenciones.
Lakua: «Hicimos lo correcto»
Tras conocer el archivo de las diligencias, por no existir delito en las actuaciones que le remitió el Gobierno de Lakua, el Departamento de Justicia hizo pública una nota en la que afirma que «acata la decisión adoptada por el fiscal».
Dando un paso adelante, asegura «que el Gobierno Vasco hizo lo correcto y exigible al no mirar para otro lado y remitir al fiscal las irregularidades detectadas en la investigación interna, para que tuviera conocimiento de ellas y estudiara si de las mismas podía derivar alguna responsabilidad delictiva».
La nota de la Consejería de Idoia Mendia recoge dos pasajes del decreto de archivo de las diligencias y destaca que «el propio fiscal califica de `encomiable' el `control exhaustivo del uso de los recursos públicos' de los actuales gestores del Departamento de Justicia y, por el contrario, afirma que `no parece que se actuara con el mismo nivel de exigencia' por parte de la anterior Administración».
Por último, la nota gubernamental señala «que el Gobierno Vasco, a diferencia de otros casos, no tipificó las irregularidades detectadas, ni dirigió la acusación contra nadie».
Esta afirmación no es del todo cierta, puesto que en la comparecencia parlamentaria del 22 de febrero, la consejera, Idoia Mendia, y la viceconsejera Victoria Cinto pusieron nombres, apellidos y hasta concretaron relaciones personales con las personas acusadas, añadiendo la tipificación de algún delito como la falsedad documental.
Tanto el PNV como EA exigieron ayer la dimisión o el cese de la consejera de Justicia, Idoia Mendia, y la viceconsejera, Victoria Cinto, después de que el fiscal archivara la causa por la que ambas lanzaron graves acusaciones contra funcionarias públicas y empresas informáticas. Por su parte, Joseba Azkarraga, que era consejero en la mayor parte del periodo denunciado, hizo público un duro escrito en el que asegura que en las acusaciones gubernamentales hubo «clara intencionalidad política» y «mala fe». Por ello, pide a Mendia y Cinto que «den la cara y, por decencia, rectifiquen públicamente. Si no lo hacen -añade-, será la constatación de que no solo estamos ante personas incompetentes sino, también, miserables».
Conocida la decisión de la Fiscalía, el presidente del BBB, Andoni Ortuzar, declaró a Europa Press que a un Gobierno que «actuó con irresponsabilidad», poniendo en riesgo la reputación de empresa y personas, le toca ahora actuar con «responsabilidad» y lo ocurrido «le tiene que costar el puesto a alguien». El PNV señala directamente a Idoia Mendia y Victoria Cinto, y si ellas no dimiten, es el lehendakari quien debe «tomar cartas en el asunto».
En términos muy similares se pronunció el parlamentario de EA, Juanjo Agirrezabala, a través de una nota de prensa, afirmando que «una consejera de Justicia que imputa públicamente delitos tan graves queda automáticamente inhabilitada para el cargo si su denuncia no obtiene un mínimo respaldo en los juzgados». EA critica «la obsesión del Gobierno actual con el anterior tripartito»-
Joseba Azkarraga, consejero de Justicia entre 2001 y 2009 y apartado ahora de la política pública, también considera que en la denuncia hubo un intento de desacreditar al tripartito, pero también «ánimo por tapar su incompetencia» de los actuales responsables del Departamento. En un escrito (publicado íntegro en Naiz.info) Azkarraga denuncia con dureza el daño que las acusaciones han hecho a personas y empresas, y lo atribuye a la «mala fe» de los promotores de la denuncia.
José Luis Larrea, presidente de Ibermática, se preguntó cómo se va reparar «el daño causado» a la empresa en plena crisis. I.I.