Los insurgentes sirios intentan unir la ciudad Alepo, donde se recrudecen los combates y continúa la batalla que ambos bandos consideran decisiva, con la frontera turca, situada a unos 45 kilómetros y de donde proceden sus suministros de armas y provisiones.

Con esa estrategia, ayer anunciaron haber logrado el control de un puesto clave que les puede permitir trasladar refuerzos y municiones a Alepo. Los rebeldes han conseguido resistir la ofensiva que el Ejército sirio inició el sábado para expulsarlos con intensos bombardeos en los barrios que controlan. «El puesto de control de Anadan, a cinco kilómetros al noroeste de Alepo fue tomado tras diez horas de combates», afirmó el general Abdel Nasser.

La toma de Alepo sería vital para la insurgencia al poder establecer una «zona de seguridad» unida a las bases del Ejército Libre Sirio (ELS) en Turquía, a imagen de lo que fue Bengasi en la revuelta libia.

A la vez, Turquía refuerza sus posiciones con el traslado de un convoy de vehículos militares, misiles y munición, a la frontera siria en la provincia de Kilis, al norte de Alepo. Según la agencia semipública Anadolu, el convoy, que incluía blindados, tanques y tropas de infantería, se ha dispersado a lo largo de la frontera del país árabe. Horas antes, otro convoy de similares características se había desplazado de Alejandreta, en la provincia de Hatay, a Gaziantep, informó la misma agencia.

A la vez, Irán advirtió a Turquía de que responderá con dureza a un eventual ataque contra territorio sirio, según el diario «al-Watan».

Pero el Ejército afirma que está desalojando a los rebeldes de la ciudad tras tres días de combates. Una fuente de seguridad informó a France Press que las tropas regulares habían retomado el control de una parte del barrio de Salahadin, el principal bastión rebelde en la ciudad.

Añadió que el Ejército ha encontrado una fuerte resistencia y que los francotiradores emboscados obstaculizan el avance de las tropas. «El control completo de Salahadin ha sido retomado de manos de los pistoleros mercenarios», indicó un alto cargo militar no identificado a televisión estatal siria. «En pocos días, la seguridad volverá a la ciudad de Alepo», garantizó.

Los hospitales y clínicas improvisadas en las áreas rebeldes, se van llenando con las víctimas de una semana de enfrentamientos. «Algunos días tenemos alrededor de 30, 40 personas, sin contar los cadáveres», señala Abdulsamea al Ahmad, un joven médico.

200.000 huidos en dos días

Los cadáveres yacen en las calles, en su mayor parte desiertas. En los dos últimos días unas 200.000 personas han huido de la ciudad, según la subsecretaria general de Asuntos Humanitarios y coordinadora de Respuesta de Emergencia de Naciones Unidas, Valerie Amos.

«Los residentes de los barrios bombardeados están huyendo. No hay combustible ni harina, pero sí algo de agua, verduras y electricidad. Los medicamentos y doctores escasean, y los heridos más graves están siendo trasladados a Turquía», afirmó el coordinador de la opositora red Sham en la ciudad, Mayid Abdelnur.

«No se sabe cuánta gente sigue atrapada en lugares donde continúan los combates», declaró Amos. La alta funcionaria de las Naciones Unidas indicó que «mucha gente ha buscado refugio temporal en escuelas y otros edificios públicos en áreas más seguras» y afirmó que estos civiles «necesitan con urgencia comida, colchones, mantas, suministros sanitarios y agua».

La subsecretaria general de las Naciones Unidas hizo un llamamiento a las partes en conflicto para que permitan a las organizaciones humanitarias un acceso seguro para llevar ayuda urgente a las personas atrapadas por los combates.

También se registraron bombardeos en Homs, Deraa y Rastan. Al menos 85 personas murieron ayer según la oposición.